¿Logrará Orsi convertir alianzas territoriales en mayoría parlamentaria sostenida?

by 16 de agosto de 2025

El oficialismo uruguayo enfrentó, en los primeros meses de gobierno de Yamandú Orsi, dificultades importantes en la Cámara de Diputados por la falta de mayoría propia. Sin embargo, con una estrategia que mezcla gestos políticos, negociación territorial y escucha activa, el presidente comenzó a revertir el panorama. La clave parece estar en el interior del país, donde los intendentes de diversos partidos empiezan a jugar un rol fundamental.

El Frente Amplio cuenta con 48 diputados, y necesita al menos dos votos más para aprobar cualquier proyecto sin recurrir al Senado. Las primeras sesiones mostraron un escenario complejo: la creación de tres municipios quedó trunca por un voto, y un homenaje a Raúl Sendic no prosperó por la ausencia de un legislador oficialista.

Pese a estos traspiés iniciales, la situación empezó a cambiar. El FA logró acuerdos con sectores de la oposición para proyectos claves como la eutanasia o la Rendición de Cuentas. En este último caso, contó con el respaldo de Cabildo Abierto, mientras que en otros temas, como el salvataje del CASMU o la Caja de Profesionales, sumó votos de legisladores blancos, colorados e independientes.

En paralelo a estas negociaciones, Orsi comenzó a desplegar una estrategia más territorial. Consciente del peso que tienen los gobiernos departamentales, el presidente apostó por acercarse a los intendentes del interior, incluyendo a los del Partido Nacional. Estos líderes locales, alejados muchas veces del centralismo montevideano, valoran el diálogo directo y la posibilidad de influir en la agenda nacional.

Un punto de inflexión fue la reunión entre Orsi y los intendentes en la residencia de Suárez y Reyes, un asado que, más allá de lo simbólico, funcionó como un gesto concreto de apertura. Allí se compartieron inquietudes, se escucharon planteos y se empezó a consolidar un canal de comunicación que podría derivar en apoyos legislativos claves.

Uno de los intendentes con mayor peso, Nicolás Olivera de Paysandú, destacó que si hay escucha y voluntad de resolver, no tienen problemas en apoyar proyectos del gobierno, siempre que estos beneficien a sus departamentos. La frase condensa el espíritu de esta nueva etapa: menos líneas partidarias duras y más apertura a los intereses territoriales.

En ese sentido, algunos proyectos recientes muestran cómo esta estrategia puede dar resultados. La aprobación de medidas para las zonas de frontera, particularmente en el litoral con Brasil, fue impulsada por diputados de esos departamentos, pese a reparos de otros sectores de la oposición. En ese caso, primó la necesidad local por sobre las tensiones partidarias.

El coordinador de la bancada frenteamplista, Mariano Tucci, confirmó que se está negociando con todos. Asegura que primero se conversa con partidos, luego con sectores, y finalmente con cada legislador según el interés territorial. Esta metodología, que podría parecer pragmática, refleja una lectura fina de la realidad política actual.

Al interior del Partido Nacional, también hay movimientos. Con más de 300.000 votos de diferencia entre las elecciones nacionales de 2024 y las departamentales de 2025, algunos caudillos locales buscan reposicionarse y construir un nuevo polo de poder dentro del partido. Esa disputa interna podría ser aprovechada por el gobierno para consolidar alianzas en temas clave.

El Presupuesto Quinquenal aparece en el horizonte como la próxima gran batalla legislativa. Para avanzar, el FA necesitará nuevamente apoyos externos. Las conversaciones ya están en marcha, y los intendentes parecen jugar un rol central. Orsi, con su estilo cercano y directo, busca capitalizar esa apertura.

La estrategia recuerda en parte a la lógica de José Mujica: construir desde el territorio, hablar con todos, escuchar y negociar. Sin mayoría propia, cada voto cuenta. Y en este juego de equilibrios, el interior se vuelve un actor imprescindible.

Mientras tanto, en el Parlamento, la oposición intenta reorganizarse. Legisladores como Juan Martín Rodríguez reconocen que el oficialismo logró un «giro» desde mayo, encontrando socios circunstanciales en cada proyecto. La agenda, que al principio parecía bloqueada, ahora fluye con mayor dinámica.

Hablar, negociar, acordar. Esa es la nueva normalidad en el Parlamento uruguayo. Y Orsi, desde su doble rol institucional y político, se posiciona como un articulador clave. Las cartas están sobre la mesa, y el interior tiene cada vez más peso en el juego del poder.

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