Jorge Néstor Tróccoli condenado a cadena perpetua en Italia por crímenes de guerra
Jorge Néstor Tróccoli, excomandante de la Armada uruguaya, fue condenado a cadena perpetua por el Tribunal Penal de Roma, en una decisión histórica que marca un antes y un después en la búsqueda de justicia por los crímenes cometidos durante la dictadura militar uruguaya (1973-1985).
El fallo, emitido por la Sala Tercera del tribunal, lo responsabiliza por la tortura y asesinato de Elena Quinteros, Raffaella Giuliana Filippazzi y José Agustín Potenza, en el marco de la Operación Cóndor, la red de cooperación represiva entre dictaduras del Cono Sur.
Detalles de la condena a Jorge Néstor Tróccoli
Según el fallo, la justicia italiana consideró “irrefutables” las pruebas que vinculan a Tróccoli con la desaparición y muerte de las tres víctimas. Los jueces destacaron que su rol dentro de los servicios de inteligencia naval fue determinante para el funcionamiento del aparato represivo uruguayo.
Elena Quinteros, docente y militante del Partido por la Victoria del Pueblo, fue secuestrada en 1976 y vista por última vez dentro de la embajada de Venezuela en Montevideo, donde había intentado refugiarse. Filippazzi y Potenza, militantes de izquierda de origen ítalo-uruguayo, fueron secuestrados y asesinados un año después, en 1977.
Esta no es la primera condena para el exmilitar: en 2021, el mismo tribunal italiano ya le había impuesto cadena perpetua por delitos similares. La sentencia actual refuerza el compromiso de la justicia europea con el principio de jurisdicción universal para los crímenes de lesa humanidad.
Reacciones ante el fallo
La noticia provocó una ola de reacciones tanto en Uruguay como en Italia.
La abogada Alicia Mejía, representante de la familia de Elena Quinteros, calificó el fallo como “una victoria moral y jurídica” y subrayó la importancia de seguir luchando por la memoria y la verdad.
Organizaciones como Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos celebraron la sentencia y reclamaron que Uruguay avance en los procesos locales que aún permanecen abiertos.
“Este es un paso más hacia la justicia, pero todavía hay muchos responsables libres”, expresaron en un comunicado público.
Por su parte, analistas en derechos humanos destacaron la coherencia de Italia al continuar juzgando a militares extranjeros implicados en la Operación Cóndor, una práctica que permitió a las dictaduras latinoamericanas coordinar secuestros, torturas y asesinatos transnacionales.
Implicancias y perspectivas
La condena a Jorge Néstor Tróccoli podría tener efectos concretos en otras causas abiertas dentro de América Latina. Juristas italianos consideran que este fallo podría facilitar nuevas extradiciones y procesos judiciales por delitos similares cometidos en Argentina, Chile y Paraguay.
En Uruguay, el caso reaviva el debate sobre la impunidad y la deuda histórica con las víctimas de la dictadura. A pesar de los avances en la búsqueda de restos de desaparecidos, más de 180 personas continúan sin ser halladas.
El Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de la República valoró la sentencia como un paso esencial hacia la reparación simbólica y la consolidación de la memoria colectiva.
Memoria, justicia y el legado pendiente
El caso de Jorge Néstor Tróccoli no solo tiene un impacto jurídico, sino también simbólico. Representa la persistencia de los familiares de las víctimas, que durante décadas enfrentaron silencios institucionales, trabas judiciales y la indiferencia social. Su lucha constante demuestra que la justicia internacional puede ser un camino efectivo cuando los sistemas locales no actúan con la rapidez o determinación necesarias.
En Uruguay, el proceso judicial sigue siendo lento y fragmentado, pero cada fallo en el exterior fortalece la presión para que el país avance en su propio terreno. Diversos colectivos de derechos humanos sostienen que las nuevas generaciones deben asumir el compromiso de mantener viva la memoria, investigando, enseñando y hablando de estos hechos con responsabilidad.
La condena definitiva a Jorge Néstor Tróccoli deja una enseñanza profunda: los crímenes de Estado no prescriben, y la verdad, aunque demore, siempre emerge. Cada sentencia, cada testimonio y cada búsqueda refuerzan el pacto social con la memoria y la justicia.