El país chico más grande del mundo fue la frase que utilizó el embajador de Estados Unidos en Uruguay, Lou Rinaldi, para describir al país en su discurso durante un evento organizado por la Cámara de Comercio Uruguay–Estados Unidos. El representante diplomático, designado por la administración de Donald Trump, explicó que la expresión surgió de su experiencia personal: cada vez que viaja o participa en instancias internacionales, encuentra uruguayos ocupando roles decisivos, lo que, según él, convierte al país en un actor “más grande de lo que aparenta en el mapa”.
Rinaldi no es un desconocido para Uruguay. Nació en Italia, pero su familia emigró al país en la posguerra y él se crió aquí. Vivió entre Montevideo y la costa durante su infancia, fue simpatizante de Peñarol e incluso jugó en categorías formativas. En varias oportunidades afirmó sentirse “un poco uruguayo”, una identidad que retomó en este nuevo rol diplomático. Esa cercanía cultural y su vínculo directo con Trump —con quien mantiene una relación personal desde hace más de tres décadas— fueron señalados por el presidente Yamandú Orsi como una “ventaja estratégica” para Uruguay.
Lou Rinaldi destacó la proyección internacional de Uruguay durante su intervención diplomática.
Según relató el propio embajador, Trump le ofreció la embajada “en una cancha de golf”, cuando le mostró una lista de posibles destinos y él eligió Uruguay porque figuraba bajo su denominación completa: República Oriental del Uruguay. “Para mí es un honor volver”, sostuvo, al remarcar que no solo conoce el país sino que lo considera parte de su historia personal.
Relaciones históricas y prioridades diplomáticas

Lou Rinaldi destacó la proyección internacional de Uruguay durante su intervención diplomática.
Durante su intervención, Rinaldi subrayó que Estados Unidos y Uruguay mantienen más de 150 años de vínculo formal, sostenido en principios compartidos como la democracia, la libertad, la confianza institucional y el respeto a los contratos. Aseguró que esos elementos son la base del vínculo bilateral y que su misión será profundizarlo en distintas áreas.
El primer eje mencionado fue el comercio, con énfasis en la apertura de nuevas oportunidades para inversiones estadounidenses y uruguayas. Señaló que las empresas de ambos países tienen potencial para “crecer juntas” y mencionó que la Embajada impulsará instancias específicas para fortalecer sectores como servicios, tecnología, logística y agroindustria.
Un segundo eje fue la seguridad, donde planteó el objetivo de modernizar el puerto de Montevideo para convertirlo en el más avanzado de la región. Según Rinaldi, la competitividad del país depende de una infraestructura portuaria robusta y segura, y de una cooperación más estrecha con organismos estadounidenses especializados en control marítimo y prevención del contrabando.
Conectividad, economía y rol estratégico de Uruguay
El tercer eje de su plan diplomático es la conectividad, especialmente aérea. Rinaldi argumentó que Uruguay necesita más vuelos directos hacia Estados Unidos para facilitar negocios, turismo y movilidad profesional. Aunque evitó mencionar fechas o empresas específicas, sostuvo que trabajará para que el país deje de depender exclusivamente de conexiones regionales.
Durante el almuerzo de la Cámara de Comercio, Orsi coincidió con varios de los planteos del embajador. “Hay que aprovechar la oportunidad de tener un embajador que conoce el país, que pasó años acá y que además tiene relación directa con el presidente de Estados Unidos”, afirmó el mandatario. Para Orsi, esa combinación es una “ventaja” en un escenario donde Washington volvió a mirar a América del Sur con mayor intensidad. A su juicio, la diplomacia norteamericana actual “está muy activa y va pico a pico”, un cambio respecto a otras administraciones.
El presidente también interpretó la frase “El país chico más grande del mundo” como un reconocimiento simbólico a la presencia global de Uruguay. Explicó que cada vez que se viaja, siempre aparece algún uruguayo ocupando posiciones relevantes, lo que refleja la influencia desproporcionada del país en ámbitos académicos, deportivos, tecnológicos, empresariales y multilaterales.
Rinaldi, por su parte, dijo que Uruguay es un “socio confiable” y que su objetivo será reforzar todos los aspectos del vínculo bilateral sin importar los cambios políticos internos. Aseguró que la estabilidad institucional uruguaya es una de las principales razones por las cuales Estados Unidos mantiene una relación sólida con el país desde hace décadas.
La designación de un embajador con estas características fue interpretada por analistas como una apuesta personal de Trump, quien valora a los diplomáticos con vínculos directos con los países donde son enviados. En el caso de Uruguay, Rinaldi combina su cercanía personal con su historia de vida en el país, lo que genera expectativas positivas en el sector empresarial y en ámbitos políticos.
Mientras avanza su agenda oficial, distintos actores del gobierno y la oposición coinciden en que su presencia ofrece una ventana de oportunidad para fortalecer la inserción internacional de Uruguay. En un contexto global marcado por tensiones comerciales y reconfiguraciones geopolíticas, el país busca afianzar su rol como socio estable y confiable, algo que la administración Orsi considera clave para atraer inversiones y diversificar mercados.
El propio embajador resumió su visión con la frase que dio título a esta cobertura: Uruguay es “el país chico más grande del mundo”. La pregunta ahora es si esa percepción podrá traducirse en acuerdos concretos, mayor presencia internacional y un impulso real para el desarrollo económico del país.
