La presencia de las tropas de EEUU en Irak se reducirá significativamente en los próximos meses, según confirmaron fuentes oficiales del Pentágono y del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM). La decisión, anunciada formalmente en Bagdad, responde al notable progreso y la creciente capacidad de las Fuerzas de Seguridad Iraquíes (ISF, por sus siglas en inglés) para contener y neutralizar de forma autónoma la amenaza remanente del grupo terrorista Estado Islámico (EI).
Este reajuste estratégico marca un nuevo capítulo en la cooperación de seguridad entre Washington y Bagdad, casi dos décadas después de la invasión de 2003. El anuncio especifica una disminución del contingente militar estadounidense de aproximadamente 5.200 a 3.000 efectivos. Este movimiento no representa una retirada completa, sino una transición de un rol de combate directo a uno centrado exclusivamente en el asesoramiento, la asistencia y el apoyo a las fuerzas locales.
El general Kenneth F. McKenzie Jr., comandante del CENTCOM, subrayó que esta medida se basa en la confianza en la capacidad de las ISF para proteger la soberanía de su país. «Esta decisión es un reflejo de nuestro compromiso continuo con el pueblo iraquí y su gobierno, y se fundamenta en el éxito que hemos logrado juntos en la campaña para derrotar al califato territorial del Estado Islámico», afirmó en un comunicado.
La reducción de la presencia militar es el resultado de meses de negociaciones en el marco del Diálogo Estratégico entre Estados Unidos e Irak. Este foro bilateral ha sido clave para redefinir la relación entre ambos países, abarcando no solo la seguridad, sino también la cooperación económica, política y cultural. El gobierno iraquí ha expresado reiteradamente su deseo de que las fuerzas de la coalición internacional asuman un papel de no combate, respetando plenamente la soberanía nacional.
Un Cambio de Misión: De Combate a Asesoramiento
El principal cambio operativo derivado de esta reducción es la consolidación de la misión de la coalición internacional, liderada por Estados Unidos, bajo la operación «Inherent Resolve». Las tropas restantes se enfocarán en tareas de alto valor estratégico que las fuerzas iraquíes aún están desarrollando. Esto incluye el apoyo con inteligencia de alto nivel, vigilancia y reconocimiento aéreo, así como la planificación logística para operaciones complejas contra células durmientes del EI.
Fuentes militares han detallado que el personal estadounidense que permanecerá en el país se concentrará en un número menor de bases, trabajando en estrecha colaboración con sus homólogos iraquíes. El objetivo es fortalecer las instituciones de defensa de Irak para que puedan hacer frente a cualquier resurgimiento del terrorismo sin depender de la intervención directa de fuerzas extranjeras. Este modelo de «asesorar y asistir» ya ha demostrado ser efectivo en la formación de unidades de élite como el Servicio de Lucha contra el Terrorismo de Irak (CTS), ampliamente reconocido por su eficacia en el campo de batalla.
Este enfoque también responde a la evolución de la amenaza. El Estado Islámico, aunque derrotado territorialmente en 2017 en Irak, no ha sido erradicado por completo. El grupo ha mutado, convirtiéndose en una insurgencia de bajo perfil que opera principalmente en zonas rurales y desérticas, llevando a cabo ataques esporádicos contra objetivos militares y civiles. La nueva estrategia busca dotar a las ISF de las herramientas necesarias para combatir esta amenaza asimétrica de manera sostenible.
Contexto Político y Soberanía Nacional
La decisión de reducir las tropas también tiene un importante componente político. La presencia de fuerzas extranjeras ha sido un tema sensible y polémico en la política iraquí. Tras el ataque con drones que resultó en la muerte del general iraní Qasem Soleimani en Bagdad en enero de 2020, el Parlamento iraquí aprobó una resolución no vinculante pidiendo la expulsión de todas las tropas extranjeras. Aunque la resolución no se implementó de inmediato, aumentó la presión sobre el gobierno para renegociar los términos de la presencia de la coalición.
El primer ministro iraquí, Mustafa al-Kadhimi, ha hecho de la afirmación de la soberanía nacional una de las piedras angulares de su gobierno. La reducción de tropas estadounidenses es vista como una victoria diplomática para su administración, ya que demuestra su capacidad para gestionar la relación con Washington de una manera que respeta las demandas internas sin sacrificar la cooperación en seguridad, que sigue siendo vital.
Este reajuste permite a ambos gobiernos presentar un panorama de éxito. Para Estados Unidos, valida la inversión realizada en la capacitación de las fuerzas iraquíes y cumple con la promesa de reducir los despliegues militares en el extranjero. Para Irak, representa un paso crucial hacia la autosuficiencia en materia de seguridad y un fortalecimiento de su soberanía.
La Capacidad de las Fuerzas de Seguridad Iraquíes
El argumento central para la reducción de la presencia militar es la madurez operativa alcanzada por las Fuerzas de Seguridad Iraquíes. Desde la casi desintegración de varias de sus divisiones ante el avance del EI en 2014, las ISF han experimentado una profunda reestructuración y modernización con el apoyo de la coalición. Hoy, demuestran capacidades significativamente mejoradas en varias áreas clave:
- Inteligencia y Análisis: Las agencias de inteligencia iraquíes son cada vez más capaces de recopilar, analizar y actuar sobre información para desmantelar redes terroristas.
- Operaciones Especiales: Unidades como el CTS pueden planificar y ejecutar redadas complejas y misiones de contraterrorismo con una mínima supervisión externa.
- Coordinación y Mando: La capacidad de coordinar operaciones entre diferentes ramas de las fuerzas armadas, incluyendo el ejército, la policía federal y las milicias integradas, ha mejorado sustancialmente.
- Sostenimiento Logístico: Aunque sigue siendo un desafío, la logística militar iraquí ha avanzado en su capacidad para abastecer y mantener a sus tropas en operaciones prolongadas.
A pesar de estos avances, los líderes militares de la coalición advierten que la lucha no ha terminado. La retirada de capacidades de combate directo no significa el fin del apoyo. La superioridad aérea, el acceso a inteligencia global y la experiencia en la lucha contra redes insurgentes son activos que la coalición seguirá proporcionando para garantizar que los logros obtenidos en la lucha contra el Estado Islámico sean irreversibles y duraderos.
En conclusión, la reducción de las tropas de EEUU en Irak es un hito que refleja una nueva realidad estratégica. Simboliza una transición hacia una asociación más equilibrada, basada en el reconocimiento de la capacidad iraquí y en un compromiso compartido para asegurar la derrota definitiva del terrorismo en la región, consolidando la estabilidad y la soberanía de Irak a largo plazo.