Alerta en central nuclear de Zaporiyia sin red eléctrica, OIEA descarta peligro inmediato

by 1 de octubre de 2025

La central nuclear de Zaporiyia continúa siendo el mayor desafío energético de Europa

La central nuclear de Zaporiyia continúa bajo monitoreo permanente del OIEA ha afirmado que no existe «peligro inminente» de accidente en la central nuclear de Zaporiyia, ya que los generadores propios mantienen el suministro eléctrico tras más de una semana de desconexión de la red general.

La central, considerada la mayor planta nuclear de Europa, se quedó sin suministro externo el 23 de septiembre, por décima vez desde que Rusia lanzó su ofensiva militar sobre Ucrania en febrero de 2022.

El director general del OIEA, Rafael Grossi, ha advertido en un comunicado de que este incidente ya es, «de lejos», el corte más duradero en tres años y medio de conflicto y ha confirmado contactos «constantes» con todas las partes para tratar de restablecer cuanto antes el suministro y que las instalaciones sean plenamente seguras.

Generadores sostienen la central nuclear de Zaporiyia en plena guerra

Aunque la planta funciona gracias a sus generadores diésel de emergencia, la última línea de defensa, y no hay un peligro inmediato mientras sigan funcionado, claramente no es una situación sostenible en términos de seguridad», ha subrayado Grossi, en un comunicado en el que también ha apuntado que «ninguna de las partes se beneficiaría de un accidente nuclear.

Las autoridades ucranianas y rusas suelen cruzarse reproches sobre ataques en las inmediaciones de estas instalaciones, donde hay de forma permanente un equipo de expertos del OIEA. El corte actual deriva precisamente de los daños sufridos en la última línea de suministro como resultado de la actividad militar a apenas 1,5 kilómetros de la central.

Grossi ha instado a todas las partes a facilitar las «reparaciones esenciales» requeridas.

Una planta clave en el conflicto

La central nuclear de Zaporiyia está ubicada en el sur de Ucrania y opera bajo control ruso desde los primeros meses de la invasión. Su tamaño e importancia estratégica la convierten en un punto sensible para ambas partes, ya que aporta una fracción significativa de la energía del país.

Desde febrero de 2022, la planta sufrió diez desconexiones de la red externa, cada una asociada a ataques o daños en las infraestructuras cercanas. El actual corte supera ya la semana de duración y es, según Grossi, “de lejos” el más duradero en tres años y medio de conflicto.

El OIEA mantiene un equipo permanente en el lugar para verificar el estado de los reactores, el funcionamiento de los sistemas de enfriamiento y el nivel de seguridad radiológica.

Riesgos y advertencias internacionales

Aunque el organismo asegura que no hay un peligro inmediato, varios expertos señalan que el riesgo aumenta cuanto más se prolonga la dependencia de los generadores. Estos equipos requieren combustible, mantenimiento constante y una logística de abastecimiento que en un escenario de guerra resulta compleja.

Grossi insistió en que “ninguna de las partes se beneficiaría de un accidente nuclear”, subrayando que un evento de ese tipo tendría consecuencias graves más allá de Ucrania y Rusia. La contaminación podría alcanzar países vecinos y generar impactos en la salud, la producción agrícola y el comercio internacional, con un recuerdo inevitable de lo ocurrido en Chernóbil en 1986.

Acusaciones cruzadas y pedidos de reparación

Tanto Ucrania como Rusia se acusan mutuamente de haber provocado los daños en la línea eléctrica que abastecía a la central. Las hostilidades se registran a apenas 1,5 kilómetros de la planta, lo que complica cualquier intento de reparación.

El OIEA reclamó que se permita el ingreso de técnicos para realizar los arreglos esenciales y garantizar un suministro externo estable. En su comunicado, Grossi destacó que “las instalaciones deben ser plenamente seguras, más allá de quién tenga el control operativo”.

El papel del OIEA y la mirada global

La presencia de la misión internacional busca dar cierta tranquilidad a la comunidad internacional. Países europeos, junto con Estados Unidos y organismos de Naciones Unidas, siguen con atención lo que ocurre en Zaporiyia. Para muchos gobiernos, cualquier incidente allí sería un golpe directo a la seguridad energética y ambiental de la región.

En Uruguay, donde la generación eléctrica depende de fuentes renovables como la hidroelectricidad y la eólica, la noticia se sigue con distancia, pero con la conciencia de que un accidente nuclear en Europa tendría repercusiones globales, desde los precios de la energía hasta la seguridad alimentaria.

El futuro de la central nuclear de Zaporiyia depende de reparaciones inmediatas

Por ahora, los generadores diésel mantienen la operación y permiten que los sistemas de enfriamiento funcionen con normalidad. No obstante, la incertidumbre crece cada día que pasa sin electricidad externa. La pregunta que flota es clara: ¿por cuánto tiempo se podrá sostener esta situación sin un riesgo mayor?

El OIEA reiteró su disposición a mediar entre las partes para asegurar que las reparaciones se concreten lo antes posible. En un escenario donde el laburo de los técnicos se complica por la guerra, el organismo insiste en que garantizar la seguridad nuclear debería estar fuera de cualquier disputa militar.

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