A pocos kilómetros de la frontera con Polonia, unos 12.000 soldados de Rusia y Bielorrusia iniciaron un ejercicio militar conjunto que ya despierta preocupación en Kiev y en las capitales europeas. Analistas y autoridades lo interpretan como una provocación directa a Occidente y, potencialmente, como una maniobra para encubrir una movilización de tropas.
Es la primera vez desde 2021 que ambos países realizan un despliegue de esta magnitud en territorio bielorruso. Aquella vez, el operativo fue visto como un ensayo previo a la invasión rusa de Ucrania, que incluyó ataques desde el norte, cruzando la frontera bielorrusa. Sin embargo, desde Kiev aseguran que hoy la frontera está mucho más protegida y ven improbable una repetición de ese escenario.
Tensión en Europa y vigilancia reforzada
El portavoz de la Guardia Fronteriza ucraniana, Andriy Demchenko, confirmó que las fuerzas del país monitorean de cerca cada movimiento. “Ya hay tropas y equipamiento ruso desplegado del otro lado”, advirtió. En los primeros días de la guerra, las fuerzas rusas avanzaron desde Bielorrusia hacia Chernóbil y luego hacia Kiev, pero fueron repelidas semanas después y reubicadas en el frente del Donbás.
Movilización encubierta y posibles provocaciones
El experto militar ucraniano Vasyl Pechnjo alertó que las maniobras podrían servir para entrenar reservistas que luego serían enviados al frente oriental. Según su análisis, Moscú podría aprovechar el ejercicio para reforzar sus líneas en zonas de combate, sin anunciarlo públicamente.

Alerta máxima
Desde Kiev sostienen que el objetivo principal es enviar un mensaje de intimidación a los aliados occidentales. La cúpula militar bielorrusa incluso anunció prácticas con armamento nuclear y misiles de mediano alcance. El presidente Volodímir Zelensky vinculó el inicio de las maniobras con el reciente ingreso de drones rusos en territorio polaco, que fueron derribados por fuerzas de la OTAN.
Retórica y amenazas veladas
Aunque el Kremlin evita amenazas directas contra los aliados de Ucrania, figuras cercanas al poder ruso mantienen un discurso hostil. El expresidente Dmitri Medvédev llegó a acusar a Finlandia de planear un ataque contra Rusia, advirtiendo que eso provocaría el colapso del Estado finlandés.