Inundaciones Ibiza y Formentera tras lluvias torrenciales

by 30 de septiembre de 2025

Ibiza y Formentera han sufrido graves inundaciones este martes, 30 de septiembre de 2025, debido a las lluvias torrenciales provocadas por los remanentes del exhuracán Gabrielle. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) activó la alerta roja en las islas Pitiusas ante un fenómeno meteorológico adverso que ha causado un caos generalizado, afectando a infraestructuras clave, carreteras y viviendas en múltiples municipios.

Las precipitaciones, de una intensidad excepcional, comenzaron a primera hora de la mañana y se prolongaron durante varias horas, dejando registros que superaron los 150 litros por metro cuadrado en algunos puntos. Esta enorme cantidad de agua en un corto período de tiempo desbordó torrentes, colapsó el sistema de alcantarillado y convirtió calles y avenidas en auténticos ríos, especialmente en zonas bajas y núcleos urbanos como la ciudad de Ibiza, Sant Antoni y Santa Eulària.

Impacto de las lluvias torrenciales en las Pitiusas

Las consecuencias del temporal no se hicieron esperar. La red viaria de ambas islas fue una de las más perjudicadas, con decenas de carreteras cortadas al tráfico, incluyendo accesos principales a la ciudad de Ibiza y al aeropuerto. Numerosos vehículos fueron arrastrados por la corriente o quedaron atrapados en balsas de agua, obligando a sus ocupantes a buscar refugio en zonas elevadas. Las imágenes difundidas por los ciudadanos en redes sociales mostraban un panorama de devastación, con coches apilados y mobiliario urbano flotando a la deriva.

El transporte aéreo y marítimo también sufrió graves alteraciones. El Aeropuerto de Ibiza (IBZ) tuvo que desviar varios vuelos y cancelar otros tantos debido a las adversas condiciones meteorológicas y a la inundación de algunas zonas de la pista. De manera similar, el tráfico marítimo entre Ibiza y Formentera, así como con la península, se vio interrumpido, dejando a cientos de pasajeros en tierra a la espera de que mejorara la situación.

A nivel de servicios básicos, se registraron cortes en el suministro eléctrico en diversas áreas de las islas, afectando a miles de residentes. Las infraestructuras de telecomunicaciones también experimentaron problemas, dificultando las comunicaciones en los momentos más críticos del episodio. Los daños en propiedades privadas son cuantiosos, con innumerables bajos comerciales, garajes y sótanos de viviendas completamente anegados.

Respuesta de los servicios de emergencia

Desde el primer momento, los servicios de emergencia se desplegaron por todo el territorio para hacer frente a la situación. El servicio de emergencias 112 de Baleares recibió cientos de llamadas relacionadas con el temporal, coordinando un amplio dispositivo en el que participaron los Bomberos de Ibiza, Protección Civil, Guardia Civil y las policías locales de los diferentes municipios. Las actuaciones se centraron en el rescate de personas atrapadas, el achique de agua en zonas críticas y la señalización de áreas peligrosas para evitar accidentes.

El Consell de Ibiza activó el Plan Especial de Fenómenos Meteorológicos Adversos (Meteobal) en su fase de emergencia para optimizar la coordinación de los recursos disponibles. Las autoridades hicieron un llamamiento a la población para que extremara la precaución y evitara cualquier desplazamiento que no fuera estrictamente necesario. Se emitieron recomendaciones claras para garantizar la seguridad de los ciudadanos:

  • Permanecer en casa: Evitar salir a la calle y no utilizar el vehículo particular.
  • No cruzar zonas inundadas: No intentar atravesar a pie o en coche torrentes, rieras o tramos de carretera anegados.
  • Buscar zonas altas: En caso de que el agua entre en una vivienda, subir a las plantas superiores.
  • Seguir fuentes oficiales: Mantenerse informado a través de los canales oficiales de las administraciones y servicios de emergencia.

El presidente del Consell de Ibiza, en una comparecencia de urgencia, agradeció el «esfuerzo titánico» de los equipos de emergencia y aseguró que la prioridad absoluta era «garantizar la seguridad de todas las personas». Asimismo, anunció que se iniciaría una evaluación de daños tan pronto como las condiciones lo permitieran para solicitar las ayudas pertinentes al Gobierno central.

Contexto meteorológico: los restos del huracán Gabrielle

Este episodio de lluvias torrenciales tiene su origen en los remanentes del exhuracán Gabrielle, un ciclón tropical formado en el Atlántico que, tras perder sus características tropicales, se desplazó hacia Europa. Al interactuar con una masa de aire frío en altura y con la elevada temperatura del mar Mediterráneo, el sistema se reactivó, generando tormentas de gran intensidad y muy estacionarias sobre el archipiélago balear.

La AEMET había advertido de la peligrosidad del fenómeno con varios días de antelación, elevando progresivamente el nivel de alerta hasta alcanzar el rojo, que corresponde a un «riesgo meteorológico extremo con un nivel de peligro muy alto para la población. Los meteorólogos explican que este tipo de eventos, aunque no son habituales, podrían volverse más frecuentes o intensos en el contexto del cambio climático, que provoca un calentamiento de la superficie marina y proporciona más «combustible» para la formación de tormentas severas.

La situación vivida en Ibiza y Formentera recuerda a otros episodios de «gota fría» o DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que han afectado al Mediterráneo español en el pasado, pero con la particularidad de estar impulsado por la energía de un antiguo ciclón tropical, lo que potenció su virulencia.

Consecuencias y perspectivas futuras

A medida que las lluvias han ido remitiendo, ha comenzado la ardua tarea de evaluación de daños y limpieza. Las administraciones locales ya trabajan en la retirada de lodo, escombros y vehículos de las vías públicas para restablecer la normalidad lo antes posible. Sin embargo, se prevé que los trabajos de recuperación se prolonguen durante días e incluso semanas en las zonas más afectadas.

El impacto económico del temporal es significativo, no solo por los daños materiales en infraestructuras y propiedades, sino también por su efecto en el sector turístico, pilar fundamental de la economía insular. Aunque el suceso ocurre al final de la temporada alta, todavía hay una notable presencia de visitantes en las islas. Varios ayuntamientos y el propio Consell Insular han anunciado su intención de solicitar la declaración de «zona afectada gravemente por una emergencia de protección civil» (anteriormente conocida como zona catastrófica) para poder acceder a ayudas estatales que permitan paliar los efectos de esta catástrofe natural.

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