Valentín Fuster y el mapa para prevenir el riesgo cardiovascular
La visita relámpago de Valentín Fuster a Buenos Aires dejó más que un titular: aportó un marco claro para pensar la prevención cardiovascular como un cambio cultural. En el IV Simposio Internacional de la Fundación Favaloro el cardiólogo repasó evidencia, herramientas y prioridades para actuar antes de que aparezcan los síntomas. Su insistencia fue breve y directa: prevenir desde la infancia para reducir mortalidad y deterioro cognitivo en el futuro.

Prevención Cardiovascular: la urgencia de actuar desde chico
Fuster subrayó que la aterosclerosis y otros procesos vasculares comienzan mucho antes de lo que solemos imaginar, con señales detectables desde los 30 años e incluso antes. Por eso planteó que la intervención temprana —educación, estilos de vida y diagnóstico precoz— tiene un impacto mayor que las medidas aplicadas tardíamente. En su exposición combinó datos de cohortes modernas con la experiencia clínica para sostener que la prevención debe ser prioridad pública.
Médula Ósea y su papel en la inflamación cardiovascular
El especialista resaltó la relevancia de la médula ósea como fuente de células proinflamatorias que influyen en la progresión de la enfermedad arterial. Estudios de imagen y biomarcadores muestran la interacción entre colesterol, monocitos médula-derivados y procesos inflamatorios en arterias periféricas. Esa conexión biológica, dijo Fuster, explica por qué factores como obesidad y sedentarismo aceleran la lesión vascular desde edades tempranas.
Longevidad Saludable y el dilema de vivir más versus vivir mejor
La medicina permite que vivamos más, pero la pregunta relevante es si ese tiempo extra será con calidad. Fuster advirtió que la longevidad pierde sentido si el envejecimiento viene acompañado de enfermedad y deterioro cognitivo. Señaló además que muchos marcadores clásicos aparecen tarde, por eso las técnicas modernas de imagen y la detección de microalteraciones abren una ventana para intervenir antes.

Educación en Salud: aulas, familias y redes como terreno de prevención
Para cambiar hábitos y reducir riesgos, Fuster propuso integrar ciencia, salud y educación desde la primera infancia. Las campañas de comunicación, la enseñanza formal y la tecnología dirigida (dispositivos portátiles y evaluaciones accesibles) pueden facilitar el empoderamiento del paciente. Según su mensaje, la prevención no se limita al consultorio: se construye en la casa, en la escuela y también en las plataformas digitales.
Tecnología y accesibilidad: democratizar la prevención
El cardiólogo describió experiencias con dispositivos portátiles y estudios poblacionales que ya permiten electrocardiogramas y mediciones de riesgo fuera del hospital. Esos recursos, afirmó, acercan la detección precoz y mejoran la adherencia a tratamientos. Pero aclaró que la tecnología solo es útil si va acompañada de educación y políticas que faciliten el acceso.
Evidencia y estudios que cambian la práctica
Proyectos longitudinales como los que mencionó Fuster demuestran que los niveles de colesterol y presión arterial en adultos jóvenes predicen mejor el riesgo futuro que las mismas medidas tomadas décadas después. Resultados de estudios regionales y ensayos de intervención también muestran que controlar la presión y reducir factores sociales de riesgo baja la incidencia de deterioro cognitivo.
Implicancias para políticas públicas y sistemas de salud
Fuster destacó que la mayoría de los eventos cardiovasculares ocurren en países de ingresos medios y bajos, donde el acceso y la continuidad en los tratamientos son limitados. Por eso propuso priorizar intervenciones poblacionales, educación pública y estrategias para mejorar adherencia terapéutica en segmentos vulnerables.
Mensajes prácticos para la sociedad
Comer mejor, moverse con regularidad y controlar factores como la presión y el colesterol no son consignas vacías: son medidas con respaldo científico que modifican el pronóstico individual y poblacional. Fuster insistió en focalizar acciones en los primeros 20 años de vida porque las arterias jóvenes responden con más fuerza a los estímulos dañinos.

Conclusión
La charla en Buenos Aires dejó claro que la prevención cardiovascular exige un abordaje integral: investigación, tecnologías accesibles y una política educativa que instale una cultura preventiva. Fuster apeló a la responsabilidad colectiva y a la implementación de medidas concretas para que la promesa de longevidad sea, de verdad, sinónimo de salud.