La presidenta de Tanzania, Samia Suhulu Hassan, ha conseguido un respaldo notable del 98 por ciento tras los llamamientos de la ONU para investigar las muertes de más de un centenar de manifestantes opositores.
elecciones presidenciales y la ola de represión
La Comisión Electoral de Tanzania proclamó a Samia Suhulu Hassan como ganadora de las recientes elecciones presidenciales, en medio de un contexto de represión política sin precedentes en la historia reciente del país. Las protestas desatadas ante lo que muchos consideran un proceso electoral fraudulentamente diseñado para beneficiar a la actual mandataria han terminado en tragedia, con un saldo de al menos cien muertes confirmadas. Activistas y grupos de derechos humanos denuncian que la cifra real podría ser aún mayor.
Amnistía Internacional ha documentado un centenar de muertes, mientras que el principal partido de oposición, el Partido de la Democracia y el Desarrollo (Chadema), estima que más de 700 personas han muerto en las manifestaciones. Esta disparidad en las cifras refleja la dificultad para verificar la información, ya que el país ha estado bajo un apagón de comunicaciones que comenzó hace tres días, limitando el acceso a datos precisos y seguros.
la falta de transparencia y el apagón informativo
La situación en Tanzania ha sido alarmante, con medios de comunicación locales sumidos en el silencio y sin actualizar sus contenidos en más de 72 horas. La confirmación de la victoria de Hassan fue anunciada por el presidente de la Comisión Electoral, Jacobs Mwambegele, en un programa de televisión estatal, aunque fundamentalmente ha sido reportada al exterior por corresponsales de medios internacionales, como la agencia china Xinhua y la británica BBC.
Este apagón informativo ha generado un ambiente de incertidumbre y miedo entre la población, que se siente desamparada. La falta de acceso a información precisa contribuye a la desconfianza en el proceso electoral y a la sensación de que la voluntad del pueblo ha sido ignorada.
resultados electorales y reacciones internacionales
La Comisión Electoral ha anunciado que la presidenta Hassan obtuvo un 97,66 por ciento de los votos, lo que equivale a aproximadamente 31,9 millones de votos. Este resultado reafirma su posición en el cargo, que asumió provisionalmente en marzo de 2021 tras la muerte de su predecesor, John Magufuli. En contraposición, su rival político, Salum Mwalim, del partido Chaumma (el Partido de Liberación Popular), recibió solo 213.414 votos, lo que representa un escaso 0,65 por ciento.
La comunidad internacional no ha permanecido al margen ante esta situación. António Guterres, secretario general de la ONU, expresó su «profunda preocupación» por la violencia desatada durante y después de las elecciones. Guterres demandó una investigación exhaustiva e imparcial de las numerosas denuncias sobre el uso excesivo de la fuerza que causaron muertes y lesiones entre los manifestantes. Reiteró la importancia de que se respeten los derechos humanos en el país y conectó la situación tanzana con el respeto por la democracia y el estado de derecho, principios fundamentales que deben mantenerse.
solidaridad y el futuro incierto
La situación en Tanzania ha atraído la atención de organismos internacionales y de defensores de derechos humanos, quienes instan a la comunidad internacional a no permanecer inactiva. Muchas organizaciones están trabajando para brindar apoyo a las víctimas y a sus familias, y han hecho un llamado a una mayor vigilancia sobre el respeto a los derechos humanos en el país africano.
El pueblo tanzano, en medio de esta tormenta política, se enfrenta a un futuro incierto. La posibilidad de diálogos entre el gobierno y la oposición parece distante ante el actual clima de hostilidad. Sin embargo, la resistencia de las voces críticas dentro del país continúa creando un espacio para la esperanza de que las demandas de justicia y transparencia no sean ignoradas.
La comunidad internacional y los organismos de derechos humanos siguen observando los acontecimientos en Tanzania, esperando que la presión sobre el gobierno de Hassan se traduzca en cambios reales y que el clamor por justicia y rendición de cuentas tenga eco en los pasillos del poder.
