Una escena diplomática que recorrió América Latina
Actitud vergonzosa de Boric: el presidente chileno protagonizó uno de los momentos más incómodos del cambio de mando en Bolivia. Durante la asunción del nuevo mandatario Rodrigo Paz, el mandatario chileno ni siquiera se levantó de su asiento para saludar a su par argentino, Javier Milei, generando un revuelo internacional y una lluvia de críticas en redes sociales.
La escena fue captada por las cámaras oficiales y rápidamente se viralizó. Mientras Milei saludaba cordialmente a Yamandú Orsi, Daniel Noboa y Santiago Peña, presidentes de Uruguay, Ecuador y Paraguay, Boric permaneció inmóvil, con expresión seria, y apenas extendió la mano desde su butaca.
Medios argentinos como Clarín calificaron el gesto como un acto “frío y poco diplomático”, mientras en Chile algunos lo consideraron una muestra de orgullo y falta de altura política.
El saludo que dio la vuelta al mundo
El episodio fue breve, pero suficiente para encender la polémica. Milei, que llegó con su habitual energía al salón de la Asamblea Legislativa Plurinacional, saludó uno a uno a los mandatarios presentes. Al llegar frente a Boric, el presidente chileno solo levantó la mano sin moverse, en una actitud que muchos catalogaron como desaire deliberado.
El gesto no solo sorprendió a Milei, sino también a los asistentes, que observaron la escena con evidente incomodidad. En redes sociales, el video fue compartido miles de veces con comentarios como “Boric da vergüenza ajena” y “acto diplomático lamentable”.
Una relación marcada por el desprecio político
La actitud vergonzosa de Boric no surge de la nada. La relación entre ambos mandatarios ha sido tensa desde antes de que Milei llegara al poder. Durante la campaña presidencial argentina, el libertario calificó a Boric de “empobrecedor” y de formar parte de la “plaga socialista” que, según él, destruyó la región.
Desde entonces, los cruces verbales se multiplicaron. Milei no volvió a retractarse y Boric, por su parte, ha evitado entablar diálogo directo. Lo ocurrido en La Paz confirma el hielo diplomático entre ambos gobiernos.
Críticas y reacciones en ambos países
En Argentina, analistas calificaron el episodio como un papelón internacional. “Boric mostró una falta de cortesía elemental”, opinó un columnista del diario La Nación. En Chile, sin embargo, las reacciones se dividieron entre quienes lo vieron como una postura de firmeza ideológica y quienes lo consideraron una muestra de inmadurez política.
El periodista Camilo Suazo, de BioBioChile, fue tajante: “No levantarse a saludar a otro jefe de Estado en una ceremonia de investidura es un error de etiqueta y un signo de desprecio innecesario”.
Un gesto que deja huella diplomática
La actitud vergonzosa de Boric no solo generó titulares, sino también preocupación en círculos diplomáticos. Desde Cancillería chilena no hubo declaraciones oficiales, pero fuentes internas habrían admitido que el gesto fue “desafortunado” y que “no refleja el espíritu de las relaciones bilaterales”.
Mientras tanto, en Argentina, voceros libertarios aprovecharon el momento para reforzar su discurso crítico hacia los gobiernos progresistas de la región.
¿Provocación o torpeza?
El debate sigue abierto: ¿fue una provocación intencional o una simple falta de protocolo? Lo cierto es que la imagen ya recorrió los noticieros del continente y se convirtió en uno de los clips más reproducidos del fin de semana.
Para los observadores internacionales, el incidente demuestra el deterioro del clima político regional y la falta de madurez entre líderes que deberían representar a sus pueblos con respeto, más allá de las diferencias ideológicas.
Un papelón que marca tendencia política regional
La actitud vergonzosa de Boric no solo dejó una huella en la ceremonia boliviana, sino que se convirtió en símbolo de la nueva era de diplomacia emocional en América Latina: gestos, desplantes y videos que pesan más que los discursos. En tiempos donde la imagen lo es todo, el presidente chileno quedó en el centro de la controversia por un acto tan breve como revelador. La pregunta es inevitable: ¿cuánto daño puede causar una simple mano tendida que nunca recibió una respuesta de pie?