Uruguay envejece y pierde población según el último censo
El último censo nacional reveló que la población uruguaya se encuentra estancada y muestra un marcado envejecimiento. La cantidad de jóvenes disminuye, mientras que los adultos mayores representan un porcentaje creciente dentro de la estructura demográfica. Aunque esta tendencia aún no se refleja plenamente en el mercado laboral, se proyecta que en la próxima década comenzará a impactar de manera significativa. La consultora Exante advirtió que este escenario plantea desafíos relevantes para la política pública del país.
Proyecciones sobre la fuerza laboral y horas trabajadas
En un informe de tendencias demográficas, Exante señaló que el envejecimiento de la fuerza de trabajo presionará la cantidad de horas efectivamente trabajadas. El director de la firma, Pablo Roselli, explicó en Telemundo que a medida que las personas alcanzan ciertos umbrales de edad, tienden a reducir su carga laboral. Esta tendencia se suma a otra más general: los uruguayos ya trabajan menos horas que antes. En las últimas dos décadas, el promedio de horas trabajadas por ocupado cayó de forma significativa.
Declive en horas laborales y cambios en calidad de vida
Roselli destacó que el descenso en horas trabajadas responde también a un cambio cultural. Con mayores ingresos, las personas eligen un balance distinto entre trabajo y calidad de vida. En los últimos 20 años, las horas habituales trabajadas por ocupado se redujeron más de cuatro horas semanales. Al mismo tiempo, la tasa de actividad aumentó en todos los grupos de edad mayores de 25 años. Actualmente, los mayores de 50 años representan más de una cuarta parte de las horas trabajadas en la economía nacional.

Cada vez son menos los jóvenes en Uruguay, reflejando que Uruguay envejece según datos oficiales.
Bono demográfico y proyecciones hacia 2050
Uruguay conservará un bono demográfico durante la próxima década, gracias al crecimiento de la población en edad de trabajar. Sin embargo, hacia 2050 y 2070, la combinación de una menor población activa y un mayor peso de edades con menos horas laborales tendrá efectos negativos en la disponibilidad total de horas trabajadas. El país enfrentará un “mix de edades” que amortiguará parcialmente la caída, pero la tendencia general será de reducción en la oferta laboral.
Políticas públicas para enfrentar el cambio demográfico
El estudio de Exante subrayó que Uruguay tiene margen para contrarrestar los efectos del envejecimiento mediante políticas públicas. Entre las medidas sugeridas se encuentran mejorar el funcionamiento del mercado laboral, aumentar la tasa de actividad en segmentos específicos, reducir el desempleo estructural y elevar la cantidad de horas trabajadas. La consultora insistió en que la apertura económica y la atracción de inmigración serán claves para sostener el equilibrio demográfico.
Migración y distribución poblacional en departamentos
La inmigración registrada en la última década permitió que el saldo migratorio fuera prácticamente nulo, cuando el país debería aspirar a que sea positivo. En cuanto a la distribución territorial, Canelones y Maldonado fueron los departamentos con mayor crecimiento poblacional desde el último censo. Montevideo continúa siendo el más poblado, aunque redujo su peso relativo en las últimas décadas, reflejando un cambio en la dinámica demográfica nacional.

La migración permitió que Uruguay envejece con menor impacto, equilibrando el saldo poblacional en la última década.
Cambios en tendencias de consumo
La consultora también concluyó que el envejecimiento traerá modificaciones en los patrones de consumo. En línea con la evidencia internacional, los adultos destinan más presupuesto a salud y vivienda, mientras que los jóvenes gastan más en educación, vestimenta y transporte. Roselli señaló que los gastos en salud tenderán a subir y que habrá una demanda creciente de cuidados para personas adultas. A medida que la población envejece, aumenta la necesidad de alimentos, productos y servicios orientados al confort del hogar.
Impacto en calidad de vida y hábitos de consumo
El economista explicó que las personas viven más tiempo dentro de sus hogares, lo que incrementa la demanda de confort doméstico. Este fenómeno se traduce en mayor consumo de servicios vinculados al bienestar y la vida cotidiana. Aunque las tendencias avanzan lentamente, ya comienzan a notarse en el mercado uruguayo. La transformación demográfica y sus efectos en el consumo plantean interrogantes sobre cómo se adaptará la economía nacional a un escenario de envejecimiento sostenido.