Policía desmantela red de préstamos gota a gota en Uruguay
Una investigación de largo aliento culminó con la caída de una organización transnacional dedicada a los préstamos gota a gota, una modalidad financiera ilegal que combina usura, intimidación y redes delictivas. En total, 17 personas fueron detenidas en el marco de una operación simultánea en cuatro departamentos del país. De los detenidos, 12 ya fueron condenados, lo que representa un golpe directo al crimen organizado que opera desde el extranjero lo que representa un golpe directo al crimen organizado que opera desde el extranjero. Esta red de préstamos gota a gota venía operando con bajo perfil, pero con fuerte presencia en zonas urbanas y rurales.
La operación, encabezada por la Dirección de Investigaciones de la Regional Norte y la Jefatura de Policía de Paysandú, forma parte de una estrategia nacional para combatir estas redes que explotan económicamente a personas en situación vulnerable.
Cómo operaba la red de préstamos ilegales
Este tipo de préstamos, conocidos como “gota a gota”, consisten en entregar sumas pequeñas de dinero de forma inmediata, sin garantías ni documentos, pero con intereses diarios que pueden duplicar el capital inicial en pocas semanas. A primera vista, parecen una solución fácil, pero con el correr de los días se transforman en una trampa financiera impagable.
Cuando los deudores no logran afrontar las cuotas diarias —frecuentemente exigidas bajo presión— comienzan las amenazas, las visitas intimidantes y en algunos casos, agresiones físicas. El objetivo es claro: recuperar el dinero a cualquier costo, y con ganancias exorbitantes.
Según la Policía, esta organización tenía un método aceitado: se valían de tarjetas promocionales, visitas directas a barrios carenciados y hasta redes sociales para ofrecer sus “servicios”. En pocos días, los prestamistas pasaban a controlar la rutina de sus víctimas.
Un operativo coordinado en cuatro departamentos
La acción policial se llevó a cabo en Paysandú, Artigas, Rivera y Lavalleja, donde se realizaron 17 allanamientos simultáneos. Como resultado, se detuvo a 14 ciudadanos colombianos y 3 uruguayos, todos con algún nivel de participación en la red.
Durante los procedimientos, se incautaron $741.798 en efectivo, cerca de 2.400 reales brasileños, US$ 264, además de 30 celulares, 8 motos, 2 televisores, tarjetas bancarias y material publicitario que se usaba para captar nuevos “clientes”.
El jefe de Policía de Paysandú, Alejandro Sánchez, calificó el operativo como “muy exitoso” y aseguró que responde a una directriz nacional de enfrentar el crimen organizado que se infiltra en el territorio uruguayo. “Estos préstamos no son un problema menor, tienen detrás estructuras que no sólo afectan económicamente, sino también socialmente a nuestros barrios”, afirmó.
¿Qué consecuencias tiene esta modalidad en Uruguay?
Si bien la modalidad tiene origen en Colombia, su expansión ha sido veloz en países como Perú, Argentina y ahora Uruguay, donde cada vez se detectan más casos. Las autoridades advierten que este tipo de prácticas no solo deben abordarse desde el punto de vista penal, sino también como un problema económico y social.
Los afectados suelen ser personas con escaso acceso al crédito formal, que recurren a estos préstamos para cubrir necesidades básicas, como alimentos o medicamentos. El resultado: terminan atrapados en una deuda creciente que pone en riesgo su estabilidad, su salud mental y la seguridad de sus familias.
Avance judicial y señales de alerta para la población
El caso tuvo una respuesta judicial rápida: 12 de los 17 detenidos fueron condenados, lo que evidencia la solidez del trabajo de inteligencia e investigación previo al operativo.
Las autoridades instan a la población a denunciar este tipo de situaciones y a no caer en estas redes, por más urgente que parezca la necesidad. “Es clave que la gente sepa que estos préstamos no son ayuda, son una forma de esclavitud económica”, aseguró una fuente del Ministerio del Interior.
Un fenómeno que crece en América Latina
La expansión de los préstamos gota a gota no es un fenómeno exclusivo de Uruguay. En los últimos años, esta práctica se ha consolidado como una herramienta del crimen organizado colombiano y venezolano, con redes que operan en países como Argentina, Chile, Perú, Paraguay y Bolivia. Se estima que miles de personas han sido víctimas de este mecanismo de usura disfrazado de “ayuda rápida”.
Estos grupos suelen aprovechar los vacíos del sistema financiero formal, especialmente en zonas periféricas o rurales, donde el acceso a crédito bancario es escaso o directamente inexistente. En algunos países, incluso se han detectado vínculos con carteles de droga y organizaciones dedicadas al lavado de activos, que usan este tipo de préstamos para mover dinero en efectivo de manera informal.
En ese sentido, la actuación coordinada de las fuerzas de seguridad y el fortalecimiento de las alertas tempranas son clave para prevenir que estas estructuras delictivas arraiguen en el territorio.
Las autoridades uruguayas ya trabajan con otros países de la región para compartir información y estrategias, a través de organismos de cooperación internacional, con el objetivo de anticiparse al avance de estas organizaciones.