Bajo la lupa: El nuevo gasto del Parlamento en obsequios institucionales
En un cierre de año marcado por los debates sobre la eficiencia de los recursos públicos, la Cámara de Representantes ha vuelto a quedar en el centro de la escena. A través de una resolución adoptada el pasado 9 de diciembre de 2025, se confirmó un nuevo gasto del Parlamento destinado a la adquisición de hasta 600 obsequios institucionales. Se trata de sets de parrilla, un presente con una fuerte carga simbólica en la cultura uruguaya, compuestos por una tabla de madera o bambú y su correspondiente juego de cubiertos.
La decisión de avanzar con este gasto del Parlamento no fue automática, ya que el proceso debió atravesar los filtros administrativos previstos en el Texto Ordenado de Contabilidad y Administración Financiera (Tocaf). El llamado a concurso de precios, identificado bajo el número 17/2025, atrajo el interés de siete empresas locales que presentaron sus propuestas económicas. Sin embargo, tras el análisis de la Comisión Asesora de Adjudicaciones, la mayoría de las ofertas terminaron en el canasto por no cumplir con requisitos básicos, desde medidas incorrectas hasta falta de formularios.
Detalles de la licitación y el gasto del Parlamento aprobado
Finalmente, la empresa Lincoln’s (Carlex S.A.) resultó ser la adjudicataria de este contrato, al presentar la propuesta considerada como «la más conveniente». El costo unitario de cada set se fijó en 793 pesos uruguayos, IVA incluido. Al multiplicar esta cifra por las 600 unidades previstas, el gasto del Parlamento total asciende a 475.800 pesos. Si bien para las arcas del Estado puede parecer una cifra menor dentro del presupuesto general, el destino del gasto suele despertar suspicacias en la ciudadanía, especialmente cuando se trata de artículos de lujo o recreativos.
La resolución aclara que este gasto del Parlamento se encuentra dentro de los parámetros razonables en comparación con compras similares realizadas en años anteriores. No obstante, el trámite quedó sujeto a la intervención preventiva del Tribunal de Cuentas, organismo encargado de velar por la legalidad de los pagos estatales. Hasta el momento, no se han presentado impugnaciones por parte de las empresas descartadas, lo que allana el camino para que los diputados y funcionarios reciban sus kits de asado antes de que termine el periodo legislativo.
La polémica sobre la oportunidad del gasto del Parlamento nacional
Para muchos analistas, este tipo de erogaciones reabre la discusión sobre qué se considera un «obsequio institucional» necesario. Mientras otros organismos públicos han optado por reducir drásticamente los gastos en presentes y papelería para optimizar el presupuesto, este gasto del Parlamento parece ir a contramano de la narrativa de austeridad. El hecho de que la mayoría de los oferentes fueran descartados por errores administrativos menores también pone de relieve la complejidad de los pliegos de condiciones en las compras estatales.
Por otro lado, desde la interna parlamentaria se defiende el gasto alegando que se trata de un reconocimiento tradicional al trabajo de los funcionarios de la cámara y un gesto de cortesía protocolar. Es importante señalar que el gasto del Parlamento uruguayo en este rubro suele repetirse anualmente, aunque los objetos elegidos varían según la administración de turno. En esta oportunidad, la elección de materiales como el bambú apunta a una estética más moderna y, en teoría, más sostenible, aunque el costo final sigue siendo el punto de conflicto.
Transparencia y rendición de cuentas en el gasto del Parlamento uruguayo
El procedimiento fue publicado en los portales oficiales de compras estatales, cumpliendo con los estándares de transparencia que exige la normativa vigente. Cualquier interesado puede acceder a los detalles del pliego y a las razones por las cuales se desestimaron las otras seis propuestas comerciales. Esta apertura de datos es la que permite que el gasto del Parlamento sea fiscalizado por la prensa y la opinión pública, algo fundamental en un sistema democrático donde cada peso sale de los impuestos de los contribuyentes.
A pesar de la formalidad del acto administrativo, la pregunta sobre la utilidad pública de estos sets de parrilla queda en el aire. Mientras las prioridades del país se centran en la seguridad, la educación y el empleo, un gasto del Parlamento de casi medio millón de pesos en cubiertos de asado puede resultar difícil de digerir para el uruguayo de a pie. La resolución ya es un hecho, y ahora solo resta esperar el informe final del Tribunal de Cuentas para cerrar este capítulo de compras navideñas en el Palacio Legislativo.
¿Es legítimo que el presupuesto público financie tradiciones sociales de los legisladores mientras se discuten recortes en áreas críticas de la administración central?
