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Madeleine McCann: la falsa identidad que volvió a herir a sus padres
La justicia británica cerró un capítulo incómodo dentro de uno de los casos más mediáticos del siglo XXI. Julia Wandelt, una joven polaca de 24 años, fue condenada a seis meses de prisión en el Reino Unido por acoso contra Kate y Gerry McCann, los padres de Madeleine, la niña británica desaparecida en 2007 en Portugal.
El tribunal de Leicester determinó que Wandelt desarrolló, entre 2022 y 2025, una “campaña de hostigamiento” hacia la familia McCann. Según la acusación, la mujer los contactó de forma reiterada por teléfono, redes sociales y correspondencia física, dejando cartas en su domicilio dirigidas a “Mum” y firmadas como “Madeleine”. En algunos casos, incluso llegó a presentarse en persona frente a la vivienda familiar.
Una obsesión que cruzó límites
Los magistrados describieron su conducta como “perturbadora y sostenida”. Aunque la joven afirmaba ser la propia Madeleine —que hoy tendría 22 años— las pruebas genéticas demostraron que no existía ningún vínculo biológico con los McCann. Wandelt ya había pasado gran parte de su condena en custodia preventiva desde febrero de 2025, por lo que saldrá en libertad en los próximos meses.
La sentencia incluyó además una orden de alejamiento permanente, al considerar que existía riesgo de reincidencia. Para los McCann, la decisión judicial representó un alivio temporal más que una reparación real. “Llamó más de cincuenta veces en un solo día a mi madre”, relató Amélie McCann ante el tribunal.
El proceso reveló que Wandelt atravesó una infancia marcada por abusos y padecía trastornos de identidad, un diagnóstico que la defensa presentó como atenuante, aunque sin éxito. La coacusada, Karen Spragg, de 61 años, fue absuelta de todos los cargos.

Kate y Gerry McCann mantienen viva la esperanza de hallar a su hija Madeleine. (EFE/Mario Cruz)
Un caso que nunca se cierra
Desde que Madeleine desapareció el 3 de mayo de 2007 en Praia da Luz, Algarve, mientras sus padres cenaban con amigos, el caso se transformó en un fenómeno mediático mundial. A lo largo de los años, distintas teorías, pistas falsas y testimonios inconsistentes alimentaron el misterio. Wandelt se sumó a esa lista de personas que buscaron protagonismo o identidad en una tragedia ajena.
Pese a los esfuerzos de las autoridades portuguesas, británicas y alemanas, la desaparición de la niña continúa sin esclarecerse. En junio de 2025, los cuerpos policiales de Alemania y Portugal realizaron nuevas búsquedas en el Algarve, sin resultados concluyentes. Los padres mantienen activa su campaña pública y su sitio web de apoyo a la investigación, decididos a evitar que el caso caiga en el olvido.
El impacto psicológico y mediático
Para los McCann, el hostigamiento de Wandelt significó reabrir viejas heridas. La exposición mediática, las especulaciones y los rumores han acompañado a la familia durante casi dos décadas. El tribunal reconoció el daño psicológico causado por esta nueva intrusión en su vida privada.
El fenómeno, además, refleja una tendencia creciente en redes sociales: la de personas que se apropian de identidades vinculadas a tragedias mediáticas para obtener atención o validar narrativas personales. Wandelt utilizó sus cuentas en distintas plataformas para difundir que era Madeleine, solicitando públicamente una prueba de ADN.
El tribunal calificó su comportamiento como “desconcertante y cercano al acoso permanente”, destacando el peligro de la viralización de teorías sin fundamento.
La respuesta de la justicia
El sistema judicial británico actuó con celeridad tras la denuncia presentada en febrero de 2025. Durante el juicio, los magistrados subrayaron la importancia de proteger a las víctimas de delitos prolongados y simbólicos como este. “El sufrimiento de los McCann no puede seguir siendo objeto de especulación pública ni de explotación personal”, señaló la sentencia.
Aunque la pena fue breve, el fallo se interpretó como una advertencia contra el uso irresponsable de las redes y la manipulación del dolor ajeno.
Entre el alivio y la incertidumbre
La familia McCann recibió la noticia con discreción. Fuentes cercanas indicaron que la condena “no cierra nada, pero al menos pone un límite”. A casi veinte años de la desaparición, el vacío sigue siendo absoluto. El rostro de Madeleine continúa en carteles, documentales y campañas que recorren Europa.
Para Julia Wandelt, el paso por prisión puede significar un punto de inflexión o el comienzo de una nueva controversia. Para los McCann, representa apenas una pausa en una historia marcada por la ausencia y la duda.
