Tabla de contenidos
El testimonio de Luis Rubiales
El exfutbolista Luis Rubiales, quien ocupó el cargo de presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), ha afirmado que no tiene intención de modificar su «primer testimonio», a diferencia de lo que, según él, han hecho otras personas, incluyendo a Jenni Hermoso. Esta declaración surge en el contexto de la controversia generada por el beso no consentido que le dio a la jugadora tras la final del Mundial Femenino de 2023.
La percepción de Rubiales sobre la situación
Rubiales ha calificado su caso como una «cortina de humo» orquestada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En una reciente entrevista, el exdirigente expresó que, aunque todos deben acatar las sentencias, el Estado de derecho permite recurrirlas si no se está de acuerdo. Según Rubiales, él y Hermoso saben que lo sucedido no puede considerarse una agresión sexual.
El exfutbolista reconoció que su comportamiento fue inapropiado y que debió actuar de manera más institucional. Sin embargo, sostiene que la magnitud de la reacción mediática ha sido desproporcionada y distorsionada, con intereses ocultos detrás de la controversia. Rubiales argumentó que, a pesar de su error, no se justifica la reacción que ha recibido.
La relación con Jenni Hermoso
Rubiales recordó que, durante la entrega de medallas, le pidió permiso a Hermoso antes de darle el beso, y ella aceptó. Afirmó que el beso fue un acto de celebración, sin ninguna connotación sexual, en un ambiente festivo ante 80,000 personas. Además, destacó que Hermoso era una buena amiga y que, tras el incidente, ambos trabajaron juntos para recomponer el equipo después de la polémica que rodeó a otras jugadoras.
El ex presidente de la RFEF también mencionó que, aunque Hermoso había fallado un penalti, su abrazo y el beso fueron parte de un momento de emoción compartido. Rubiales se mostró sorprendido por el cambio de versión de Hermoso, sugiriendo que pudo haber sido influenciada por presiones externas.

El beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso desató una polémica global sobre consentimiento y poder
Críticas a la política y los medios
Rubiales no escatimó en críticas hacia figuras políticas como Yolanda Díaz e Irene Montero, argumentando que estas personas le han privado de la presunción de inocencia que todo ciudadano debería tener. Afirmó que la hipocresía de algunos políticos es evidente, ya que se centran en casos como el suyo mientras ignoran problemas más graves dentro de sus propios partidos.
El exfutbolista también se refirió a la cobertura mediática que ha recibido, señalando que algunos medios han estado en su contra desde el principio. Según él, esta situación se ha convertido en una «tormenta perfecta» que ha sido utilizada para desviar la atención de otros asuntos políticos, como la amnistía que Sánchez tuvo que ofrecer a los independentistas para ser investido.
La defensa de su postura
Rubiales defendió su postura, afirmando que no ha cambiado su relato a pesar de las presiones. Reconoció que pudo haber cometido errores en su comportamiento inicial, pero insistió en que no se puede calificar lo sucedido como un delito. En su opinión, el consentimiento es un aspecto crucial que no se ha considerado adecuadamente en la sentencia emitida.
El ex presidente de la RFEF concluyó que, aunque su actuación fue desacertada, no se trató de un acto delictivo. Aseguró que hay más evidencia que no ha sido presentada y que podría aclarar la situación. Rubiales se mostró firme en su convicción de que su versión de los hechos es la correcta y que la reacción desproporcionada ha sido injusta.
¿Qué sigue para Luis Rubiales?
Tras su salida de la RFEF y la controversia internacional, Luis Rubiales enfrenta un escenario complejo. Aunque ha reiterado que no cambiará su testimonio, el proceso judicial continúa y podría derivar en nuevas instancias legales. Rubiales ha manifestado su intención de recurrir la sentencia, apelando a lo que considera una interpretación errónea del consentimiento y del contexto en que ocurrió el hecho.
En paralelo, su figura pública ha quedado marcada por el escándalo, lo que complica cualquier intento de reinserción en cargos deportivos o institucionales. Sin embargo, Rubiales insiste en que su versión es coherente y que aún hay elementos por esclarecer. Su defensa se apoya en la idea de que el caso fue amplificado por intereses políticos y mediáticos, y que la reacción social ha sido desproporcionada.
El futuro de Rubiales dependerá no solo de lo que dictamine la justicia, sino también de cómo evolucione la percepción pública. Mientras tanto, sigue siendo protagonista de uno de los debates más intensos sobre consentimiento, poder y representación en el deporte español.
