La Gotita: traslado urgente a Argentina confirmado 31/10
La Gotita dejará de producirse en Uruguay: Fenedur confirmó el cierre de su planta en Canelones y anunció la reubicación de la producción en Argentina a partir del 31 de octubre de 2025, según informaron representantes sindicales y el comunicado empresarial. La noticia encendió las alarmas en los gremios y puso en evidencia la fragilidad de ciertos eslabones de la industria química local. Para las familias vinculadas a la fábrica, la mudanza significa incertidumbre inmediata; para la economía regional, la pérdida de actividad industrial directa.
La compañía no solo fabrica La Gotita sino también otras líneas de adhesivos reconocibles en el mercado nacional. Dirigentes del sector indicaron a medios locales que la medida afecta alrededor de 40 trabajadores, cifra que las organizaciones sindicales reclaman que sea tratada con prioridad por las autoridades laborales y el gobierno. La Confederación de Sindicatos Industriales declaró un estado de alerta y exigió “medidas inmediatas, urgentes y concretas” para mitigar el impacto social y productivo.
Impacto en Canelones y empleos
La planta, ubicada en Canelones, aportaba empleo directo e indirecto en la cadena de suministros local; su cierre dejará un vacío en contratistas, servicios logísticos y comercios de cercanía. En números redondeados, los sindicatos hablan de unos 40 puestos en riesgo, pero el efecto multiplicador hace que la cifra real de personas afectadas suba cuando se cuentan familias y proveedores. Las comunidades del departamento, según referentes vecinales, ya empiezan a evaluar alternativas para reactivar el predio industrial o atraer inversión que reemplace la masa salarial perdida.
La Gotita en Canelones: impacto y empleos
La Gotita y Fenedur: respuesta sindical y empresarial
La Gotita y la Industria Química uruguaya en alerta
Respuesta del Sindicato y Fenedur
Los gremios anunciaron que acompañarán las medidas de los trabajadores del Sindicato de Trabajadores de la Industria Química y reclamarán negociaciones formales con la empresa y el Estado. Desde la Confederación expresaron su preocupación por una tendencia que, a su juicio, va más allá de un caso puntual y refleja una erosión de la capacidad productiva del país. Fenedur, por su parte, justificó el traslado en razones operativas y logísticas en el comunicado oficial: optimización de procesos y concentración de plantas. Esa explicación empresarial no calma por ahora a quienes perderán ingresos la semana siguiente al cierre.
Industria Química uruguaya en alerta
La Confederación señaló que la situación forma parte de una “realidad extremadamente grave” en la industria nacional, con cierres de plantas y pérdida de puestos de trabajo en otros sectores. Analistas que hablaron con la prensa señalan que la deslocalización puede traducirse en reducción de costos para la firma, pero con costos sociales concentrados en municipios pequeños y medianos. El problema, según economistas locales, no es nuevo: la pérdida de competitividad y la presión de cadenas regionales empujan a decisiones que favorecen escala y logística antes que sostenibilidad territorial.
Qué sigue: Deslocalización y alternativas
En lo inmediato, las partes deberán acordar condiciones de salida: indemnizaciones, planes de recolocación y posibles programas de capacitación o subsidios temporales para quienes quedaron sin empleo. Entre las opciones que se discuten figuran la reconversión del predio, incentivos para atraer nuevas empresas y esquemas de apoyo a emprendimientos locales que absorban mano de obra. El desenlace dependerá de la voluntad política y del ritmo de negociación; mientras tanto, las familias afectadas ven cómo se desarma una fuente de ingresos estable.
Conclusión: el traslado de La Gotita a Argentina es más que un titular llamativo; es un ejemplo práctico de cómo una decisión corporativa se traduce en tensiones sociales y territoriales. La magnitud del impacto se medirá en las próximas semanas, cuando se definan medidas concretas para proteger a los trabajadores y preservar la actividad industrial en Canelones. La pelota ahora está en la cancha de las empresas y las autoridades: si no aparecen soluciones rápidas, la factura la pagarán hogares enteros.