México al rojo vivo por protestas: tensión, disturbios y caos en el Zócalo
La jornada dejó en evidencia que México al rojo vivo por protestas no es solo una frase llamativa, sino un reflejo fiel de lo ocurrido en la Ciudad de México. La movilización, convocada por jóvenes de la llamada Generación Z, comenzó de manera pacífica, pero pronto escaló hacia un escenario tenso marcado por disturbios, agresiones y confrontaciones directas entre el Bloque Negro y policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. Durante horas, el Zócalo capitalino se convirtió en el epicentro del caos.
Miles de personas avanzaron desde el Ángel de la Independencia, donde se reunieron desde tempranas horas de la mañana. A medida que la columna principal se acercaba al Centro Histórico, la presencia de grupos encapuchados modificó por completo el clima inicial de la manifestación. Desde distintos puntos surgieron reportes de choques, empujones y derribos de vallas metálicas colocadas para proteger Palacio Nacional.

Momentos de violencia registrados en “México al rojo vivo por protestas” mientras grupos encapuchados confrontan a la policía en el Zócalo. Crédito: Cuartoscuro
Disturbios crecientes mientras México al rojo vivo por protestas paralizaba el Zócalo
A lo largo de la tarde se multiplicaron los episodios de tensión. Videos difundidos en redes sociales mostraron al Bloque Negro atacando a policías con golpes, palos y objetos contundentes. Frente a estas agresiones, los agentes respondieron con extintores y formación de escudos para contener el avance de los manifestantes más violentos.
Los confrontamientos más intensos ocurrieron en la zona de Pino Suárez, donde entre 10 y 12 vallas metálicas fueron derribadas por encapuchados. La policía reaccionó para evitar que los manifestantes ingresaran al perímetro más cercano del Palacio Nacional, lo que generó corridas, gritos y momentos confusos en medio de nubes blancas provocadas por los extintores.
A pesar del clima de violencia, varios grupos de jóvenes intentaron detener los choques, acercándose a los agentes mientras pronunciaban consignas como “Policía escucha, esta es tu lucha”. Sin embargo, la tensión acumulada terminó por superar cualquier intento de mediación.
La marcha juvenil que expuso México al rojo vivo por protestas nacionales
La manifestación no se limitó a la capital. Reportes oficiales confirmaron marchas simultáneas en estados como Yucatán, Puebla, Guanajuato, Nuevo León, Morelos y Jalisco. En todos los casos se repitieron consignas contra la inseguridad y la violencia.
Uno de los momentos más emotivos fue la presencia de Raquel, la abuela del asesinado alcalde de Uruapan, Carlos Manzo. En silla de ruedas, recorrió parte del trayecto acompañada de jóvenes que reconocieron en ella un símbolo del hartazgo social. Su aparición fue aplaudida en múltiples sectores de la marcha, donde se exhibieron pancartas con la frase atribuida al alcalde: “Cuando lo sepultaron sembraron la semilla de la revolución social”.
El Zócalo como escenario: el momento más crítico de la jornada
Hacia primera hora de la tarde, los contingentes comenzaron a ingresar al Zócalo. El operativo incluyó cierres de estaciones del metro para controlar la afluencia, lo que obligó a miles de personas a desplazarse por rutas alternativas. La enorme plancha de la plaza se llenó rápidamente, anticipando que la protesta derivaría en un acto multitudinario frente a Palacio Nacional.
Pero el clima cambió por completo cuando el Bloque Negro llegó al lugar. Encapuchados armados con mazos y escudos improvisados avanzaron hacia las vallas, tirando varias de ellas al suelo. La policía respondió avanzando de manera coordinada, lo que generó nuevas confrontaciones. Videos de ciudadanos mostraron a policías golpeados, así como a manifestantes afectados por el uso de gases y extintores.
Balance final de una jornada donde México al rojo vivo por protestas fue la constante
La protesta se extendió por más de cinco horas. Ya entrada la noche, la plaza quedó ocupada únicamente por policías de la SSC. La mayoría de los manifestantes se retiraron tras la confrontación final, dejando un Zócalo marcado por daños en estructuras metálicas, restos de pancartas, botellas y rastros de los enfrentamientos.
Las autoridades reportaron agresiones a policías y daños materiales, mientras que los videos viralizados en línea mostraron distintos momentos del caos. Para muchos participantes, la protesta expuso un país que atraviesa una crisis de seguridad profunda y una creciente desconfianza hacia las instituciones públicas.
Ante este escenario, la pregunta final queda abierta: ¿será esta movilización un punto de quiebre que obligue a replantear la relación entre la juventud mexicana y el poder político, o quedará como otro capítulo más en un país acostumbrado a convivir con la tensión diaria?




