Santiago Giménez apareció cuando ya casi no había tiempo y clavó un zurdazo que dejó el marcador 2-2 frente a Corea del Sur en el Geodis Park de Nashville. El empate llegó en el minuto 94 y fue el cierre de una prueba de septiembre que tuvo de todo: buen fútbol a ratos, cambios confusos y un cierre dramático. La Selección Mexicana, dirigida por Javier Aguirre en su primer año, vivió una tarde de altibajos frente a 27.604 espectadores que pasaron de la euforia al desconcierto y otra vez a la algarabía.
El primer tiempo favoreció al Tri: con siete modificaciones respecto al cruce ante Japón, el equipo mostró orden y movilidad, y encontró vías para lastimar. Rodrigo Huescas fabricó la jugada del 1-0 y Raúl Jiménez aprovechó su oficio para cabecear con precisión y abrir el marcador. Esos minutos dejaron la sensación de solidez y alguna buena lectura táctica frente a una Corea que todavía ajustaba piezas.
Todo cambió después del entretiempo y de las sustituciones masivas. México perdió aire y coordinación; la entrada de variantes buscó profundidad, pero también desorganizó la estructura defensiva. En el tramo entre los cambios y la recta final del partido, los asiáticos dieron vuelta el resultado con dos goles de mucho mérito: Son Heung-Min, con un zurdazo letal, y Oh Hyeon-Gyu, definiendo con frialdad al 75.
Cuando Corea se puso 2-1, el visitante se replegó para aguantar el resultado y México pasó a ser el equipo que debía atacar con insistencia. Los intentos del Tri tuvieron volumen pero sin claridad en los últimos metros: remates de Alexis Vega, de Santiago Giménez y de otros relevos llegaron con peligro pero sin la definición necesaria. La sensación era de empuje sin puntería.
Hasta que, en el tiempo añadido, Santiago Giménez encontró un hueco y sacó un remate potente y colocado para vencer al arquero Kim Seung-Gyu. Fue un zurdazo que desató el alivio y le dio a México un empate que, según cómo se lo mire, sabe a rescate o a derrota por oportunidades desperdiciadas. En el balance general, el doble cruce frente a selecciones asiáticas deja dos empates que duelen más que alegran.
El resultado obliga a leer varios apuntes: la buena versión del primer tiempo, la fragilidad tras los cambios y la necesidad de cohesión a la hora de refrescar el plantel. Aguirre tiene material para pensar: algunas piezas funcionan, pero el equipo todavía sufre la transición entre fases de juego y sufre cuando pierde automatismos. Para el cierre de la ventana de amistosos, el gol de Santi fue el parche perfecto para evitar la derrota, aunque no borra las fallas previas.