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El silencio incómodo: Uruguay frente a las graves denuncias de financiamiento de Venezuela a Uruguay
Mientras en las principales capitales de Europa y Estados Unidos se discute con seriedad la injerencia política del chavismo en el continente, en Uruguay el tema parece esquivarse como la peste. Hugo “El Pollo” Carvajal, ex jefe de inteligencia del régimen de Hugo Chávez, volvió a generar un sismo desde su celda en Madrid. Su testimonio apunta directamente a que Venezuela financió movimientos de izquierda en varios países, y entre ellos, menciona a Uruguay. La mención del país en este contexto de financiamiento de Venezuela a Uruguay genera un mutismo casi total, que es tanto o más llamativo que la propia denuncia.
La noticia, que afuera generó investigaciones judiciales y debates acalorados, aquí es apenas un murmullo. El silencio incómodo no solo proviene del ámbito político, sino que se extiende a gran parte del establishment mediático, creando un vacío de información que perjudica a la ciudadanía.
Imagen conceptual de una carta o documento, simbolizando la denuncia de Carvajal sobre el financiamiento de Venezuela a Uruguay.
La carta que pone a la política nacional contra las cuerdas
Carvajal, que está detenido en la prisión de Extremera en Madrid, envió una carta al medio OK Diario. En la misiva, asegura que Uruguay no fue el único, sino que además de Ecuador, la nación rioplatense habría recibido fondos del chavismo para sostener movimientos de izquierda. El peso de esta denuncia no es menor, ya que el testimonio del ex jerarca venezolano ha sido tomado en cuenta por jueces españoles y autoridades estadounidenses en investigaciones de narcotráfico y blanqueo de capitales.
Lo cierto es que la sombra del financiamiento de Venezuela a Uruguay no es nueva. En 2002, ocurrió un hecho que fue más que un rumor: un militar venezolano fue sorprendido en Montevideo ingresando bolsos con dólares. El objetivo era financiar grupos radicales. La persona fue expulsada del país. Es un antecedente que no se puede borrar y que enmarca las denuncias de Carvajal en un contexto de sospecha que viene de larga data.
Imagen conceptual de una carta o documento, simbolizando la denuncia de Carvajal sobre el financiamiento de Venezuela a Uruguay.
Zonas grises en el vínculo del Frente Amplio y Venezuela
Durante los gobiernos del Frente Amplio, la relación con Caracas fue más que estrecha. Se celebraron acuerdos petroleros, se hicieron negocios y se tejieron favores políticos que, si bien fueron públicos en su mayoría, siempre tuvieron zonas grises que nunca se aclararon del todo. La existencia de un posible aporte económico de Venezuela a Uruguay ilegal podría explicar parte de la defensa férrea que históricamente mantuvo la izquierda uruguaya hacia un régimen hoy señalado globalmente.
Este vínculo se materializó incluso en el debate parlamentario. La senadora Constanza Moreira, por ejemplo, defendió enérgicamente al régimen de Nicolás Maduro en varias oportunidades. Su postura, si bien no es ilegal, choca con las denuncias de Carvajal, que lo vinculan a violaciones de derechos humanos y al narcotráfico. La pregunta que queda flotando en la esfera pública es: ¿por qué defender con tanto fervor a un gobierno extranjero con semejantes señalamientos, si no es por una razón más profunda que la mera afinidad ideológica?
La prensa que calla y la pérdida de transparencia
Salvo algunas contadas excepciones, la mayoría de los medios uruguayos optó por evitar profundizar en el tema. Mientras en otros países la noticia abría telediarios y generaba debates, aquí se bajaron las cortinas. Esta timidez mediática frente a temas que rozan la política doméstica y pueden generar incomodidad es histórica en nuestro país. Pero cuando la prensa calla o minimiza las denuncias de las subvenciones venezolanas a Uruguay, el principal perjudicado es el ciudadano. La gente pierde información, y lo que es peor, pierde capacidad de evaluar y fiscalizar a sus representantes.
En cualquier democracia sana, cuando tu país es mencionado en una lista de financiamiento ilegal por un ex jerarca de inteligencia, la reacción natural y obligatoria es la aclaración inmediata. Si la denuncia sobre financiamiento de Venezuela a Uruguay es falsa, se debe desmentir con datos contundentes. Si es cierta, se debe asumir la responsabilidad y auditar lo ocurrido.
Lo que no se puede hacer es lo que Uruguay está haciendo: callar. El mutismo no transmite tranquilidad, sino que multiplica las sospechas y erosiona la confianza en el sistema político. La transparencia no es un favor, es la base de la República.
Democracia, responsabilidad y la obligación de preguntar
Hugo Carvajal no representa la verdad absoluta ni es un faro de moralidad. Es un testigo clave con información sensible. Pero cuando menciona a Uruguay, el país tiene el derecho y la obligación de exigir y proveer respuestas. La falta de reacción frente a la denuncia del Empréstito de Venezuela a Uruguay es un indicio preocupante sobre la voluntad política de aclarar las zonas grises de las relaciones internacionales recientes.
Un país no se sostiene escondiendo la pelota debajo del poncho, sino enfrentando las acusaciones con claridad y responsabilidad institucional. Hoy, lo que falta en Uruguay es justamente eso: respuestas contundentes y una investigación a la altura de las graves denuncias sobre el Crédito a Uruguay.
El silencio en torno a la subvención de Venezuela a Uruguay ¿es producto de la falta de pruebas serias o, más bien, un acuerdo implícito para no abrir una caja de Pandora que podría comprometer a importantes figuras de la política nacional?