F16 Argentina presentados en Córdoba como símbolo de defensa nacional
F16 Argentina. Ese fue el eje central del acto encabezado por el presidente argentino Javier Milei en la provincia de Córdoba, donde presentó los primeros seis aviones de combate incorporados por su gobierno. La actividad, realizada en la base aérea de Río Cuarto, buscó proyectar una señal política, militar y simbólica en un contexto regional y global que el mandatario definió como “de incertidumbre creciente”.
Frente a militares, autoridades, el ministro saliente de Defensa Luis Petri y medios de prensa, Milei abrió su discurso subrayando que la llegada de los F16 marca “un día histórico” para la Argentina. Según sostuvo, la inversión permitirá “robustecer sustancialmente” la capacidad operativa de la Fuerza Aérea, tras años en los que —según él— los gobiernos anteriores habían dejado al país “indefenso” por razones “ideológicas y partidarias”.
El presidente relató que los pilotos realizaron una demostración aérea durante su propio vuelo desde Buenos Aires hacia Córdoba. Según describió, las aeronaves despegaron de Río Cuarto, sobrevolaron la Casa Rosada y la Plaza de Mayo y regresaron a la provincia para recibirlo en la pista. El gesto buscó darle un carácter patriótico al anuncio y reforzar la narrativa oficial sobre la recuperación del sistema de defensa.
Milei afirmó que “cientos de miles de argentinos” pudieron ver por primera vez a los “ángeles protectores surcando el cielo”, aludiendo a los aviones adquiridos. Para el mandatario, los F16 pasan a ser “los nuevos custodios del espacio aéreo argentino”, y su incorporación contribuye a que “todos los argentinos estén un poco más seguros”.
En otro tramo del discurso, Milei dedicó una serie de agradecimientos al ministro Petri, quien deja la cartera para asumir como diputado. Lo calificó como artífice central de la operación de compra y sostuvo que los F16 quedan como “su mayor testamento político”. Acto seguido anunció que la conducción del Ministerio de Defensa pasará al Teniente General Presti, un militar de carrera, cuyas credenciales generaron debate político en los días previos.
Sobre ese punto, Milei hizo una larga defensa del nuevo ministro. Criticó a quienes cuestionaron la designación y afirmó que el rechazo provenía de un sector político que, a su juicio, “conjugó para la fantasma del pasado” y que buscó obtener rédito de la memoria de la última dictadura militar. Para el presidente, la oposición trató de “demonizar a las Fuerzas Armadas” durante dos décadas, lo que —según él— dañó la relación entre sociedad y estamentos militares.
Milei sostuvo que la elección de Presti se basa únicamente en su “idoneidad”, y que la conducción de la defensa nacional debe estar en manos de quien “más sabe del tema”. Enfatizó que un militar posee “valores, disciplina y entrega” que, a su entender, muchos dirigentes políticos “desconocen”. También dijo que Presti está dispuesto a “hacer lo correcto por la patria incluso cuando no le convenga personalmente”.
En la segunda mitad del discurso, Milei amplió su enfoque hacia la idea de soberanía. Planteó que un país sólo puede considerarse soberano si logra prosperidad económica y cuenta con capacidad militar para defenderla. Definió estos dos elementos como inseparables y acusó al kirchnerismo de haber sostenido durante años un concepto “errado” basado —según dijo— en “pobreza decorada con banderines”.
Afirmó que sin desarrollo económico y sin fuerza militar suficiente, la soberanía es “inexistente”. Según el presidente, la Argentina del pasado reciente quedó “pobre e indefensa” por falta de políticas consistentes. El actual rumbo de gobierno, añadió, busca “recuperar la grandeza de hace 100 años”, una época que él suele referenciar como modelo económico y cultural.
Los F16 fueron presentados como símbolo de esa recuperación. Milei los describió como un paso hacia una Argentina que “se toma en serio a sí misma” y que pretende volver a tener protagonismo regional. Señaló que la compra representó un esfuerzo institucional de todos los organismos vinculados a Defensa y destacó al personal militar encargado de operativizar el programa.
El acto cerró con agradecimientos y una frase que el presidente repite en distintos discursos: “Que la fuerza del cielo nos acompañe”. Los aviones quedaron exhibidos en fila detrás suyo, conformando la imagen que el gobierno buscó instalar ante la ciudadanía: la de un país que —según la narrativa oficial— vuelve a invertir en defensa para reforzar su soberanía.