El anuncio del acuerdo generó ruido en toda la región, pero en Uruguay encendió todas las alarmas. No porque Argentina haya conseguido un beneficio inesperado, sino porque ese beneficio deja a Montevideo rezagado, expuesto y con un acceso al mercado estadounidense que se estanca mientras el vecino avanza a toda velocidad. Así lo planteó el doctor en Relaciones Internacionales Ignacio Bartesaghi, quien sostuvo que el país “podría quedar relegado” ante una redefinición de prioridades comerciales que responde a afinidades políticas más que a criterios económicos.
Uruguay afuera del tablero estratégico tras el acuerdo Estados Unidos–Argentina
El análisis de Bartesaghi fue categórico: el nuevo lineamiento de política comercial impulsado por Donald Trump no es técnico ni neutral. Es político de punta a punta. Estados Unidos pasa a conceder preferencias a quienes considera aliados estratégicos: Argentina, Ecuador, Guatemala o El Salvador. El resto queda en segundo plano. Y sí, Uruguay está en ese grupo relegado.
“Estados Unidos premia a los aliados estratégicos”, dijo Bartesaghi. Uruguay no entra en ese club exclusivo, ni por afinidad política ni por alineamiento internacional. Mientras Buenos Aires recibe un trato preferencial, Montevideo sigue esperando un espacio que Washington no muestra intención de abrir.

Uruguay afuera del tablero estratégico pese a esfuerzos diplomáticos recientes.
Cómo deja Uruguay afuera del tablero estratégico la nueva afinidad con Washington
El golpe más evidente está en el sector cárnico, donde el nuevo acuerdo agudiza una brecha que ya existía. Argentina, que ya operaba con una cuota de 20.000 toneladas de carne a un arancel preferencial del 10%, ahora sumará 60.000 toneladas adicionales. Un salto gigantesco en términos de competitividad.
Uruguay, en cambio, mantiene exactamente las mismas condiciones: misma preferencia, mismo volumen, misma barrera. Es decir: más competencia argentina, mismo espacio uruguayo.
Consultado sobre si Uruguay tiene margen para solicitar una mejora, Bartesaghi fue terminante: no. “Hoy esa puerta no está abierta”, afirmó. No por falta de gestión, no por errores diplomáticos: simplemente porque Washington está priorizando acuerdos con países “ideológicamente afines”. Uruguay, por decisión estratégica de no alinearse automáticamente ni con Estados Unidos ni con China, queda fuera de esa lógica.
El resultado es simple: Argentina crece, Uruguay queda quieto, y el mercado estadounidense se inclina más hacia uno que hacia otro.
Competitividad cárnica y Uruguay afuera del tablero estratégico frente a Argentina
El acuerdo también golpea directamente al Mercosur. Según Bartesaghi, lo que hizo Argentina “viola el artículo primero del Tratado de Asunción y la decisión 32/00”, aquella misma que frenó a Uruguay cuando intentó avanzar bilateralmente con China. La doble vara del bloque vuelve a quedar a la vista.
Mientras Buenos Aires argumentará que se trata de una preferencia arancelaria bajo excepciones del Arancel Externo Común —similar a lo que hizo Paraguay con Taiwán—, Bartesaghi sostiene que ese uso de las excepciones es muy discutible y no responde al espíritu original de la normativa.
El resultado es aún más claro:
Argentina hace algo que Uruguay quiso hacer y no lo dejaron. Ahora lo hace sin consenso.
Otro golpe al bloque. Otra falta de coherencia interna. Otro ejemplo de un Mercosur que no protege a todos por igual.
Mercosur fracturado y Uruguay afuera del tablero estratégico otra vez
Bartesaghi advierte que Uruguay debe observar este escenario con enorme cautela mientras sigue pendiente el acuerdo Mercosur–Unión Europea. Si ese pacto no se firma —y Francia sigue complicando la negociación— Uruguay quedará doblemente rezagado: sin Europa, sin Estados Unidos y sin capacidad de avanzar bilateralmente por restricciones del propio bloque.
“Hay que tener un plan B”, insistió el analista.
Ese plan debería reactivar el vínculo con China, retomar la discusión sobre la flexibilización dentro del Mercosur y explorar acuerdos bilaterales donde exista margen. Paradójicamente, el movimiento unilateral de Argentina vuelve a abrirle a Uruguay un argumento sólido para insistir con la flexibilización que el bloque lleva años bloqueando.

A eso se suma otro problema: China prepara una salvaguarda para proteger su ganadería. Uruguay depende masivamente del mercado chino en volumen; cualquier medida restrictiva puede generar un impacto enorme. Será un tema central en la visita prevista para 2026.
Riesgos para Uruguay afuera del tablero estratégico si cae el acuerdo con Europa
El panorama se complica aún más cuando se mira lo que pasa entre Brasil y Estados Unidos. Washington aplica un arancel del 50% a la carne brasileña y Lula mantiene posiciones que chocan directamente con la administración Trump, desde Venezuela hasta CELAC. Esa tensión permanente reduce aún más la previsibilidad regional.
En este mapa, Bartesaghi identifica tres niveles:
Argentina: la más beneficiada
Brasil: la más afectada
Uruguay y Paraguay: atrapados en una zona gris, sin claridad ni espacio propio

Uruguay afuera del tablero estratégico según el análisis crítico de Bartesaghi.
Es una foto incómoda:
Uruguay afuera del tablero estratégico, relegado por Estados Unidos, limitado por el Mercosur, y sin un camino claro mientras sus socios avanzan o se traban según su alineamiento político.
