Violencia en el recuento: el ataque que enturbia las elecciones en Honduras

La tensión política en Tegucigalpa alcanzó un punto crítico este lunes por la noche, cuando el proceso de las elecciones en Honduras se vio manchado por el uso de artefactos explosivos. Tres militantes del opositor Partido Nacional, que se desempeñaban como escrutadores en el recuento especial, resultaron heridos tras ser atacados con bombas molotov. El incidente ocurrió justo cuando las víctimas abandonaban el Centro Logístico Electoral, tras una jornada dedicada a revisar las actas que presentan inconsistencias desde los comicios del pasado 30 de noviembre.

Las víctimas de este atentado, identificadas como Flor Idalia Esquivel, Joseph Alexander Galdámez y Kenia Gisela Pinto, se disponían a abordar un vehículo cuando fueron sorprendidas por los explosivos. Este hecho violento surge en medio de una revisión minuciosa de 2.792 actas, un paso fundamental para dar legitimidad a las elecciones en Honduras. La zona, que debería contar con una seguridad reforzada por la naturaleza del proceso, se convirtió en escenario de un caos que reaviva los fantasmas de crisis institucionales previas en el país centroamericano.

Denuncias de complicidad y fallas en el sistema de seguridad

La consejera del Consejo Nacional Electoral (CNE), Cossette López, no se guardó nada al momento de calificar el episodio. Según López, resulta «extraño» que las cámaras del sistema de emergencia 911 estuvieran fuera de servicio justo en el área del ataque por tareas de mantenimiento. Esta falla técnica ha levantado sospechas sobre posibles complicidades internas, dado que el ataque contra quienes custodiaban los votos de las elecciones en Honduras pareció estar fríamente calculado para evitar dejar registros visuales de los responsables.

La funcionaria fue más allá y apuntó directamente contra el partido oficialista Libre, sugiriendo que existe una «vocación dictatorial» que busca amedrentar a la oposición. Según sus declaraciones, el clima de odio sembrado durante la campaña de las elecciones ha derivado en acciones delictivas ejecutadas por colectivos de choque. López cuestionó la falta de detenciones y aseguró que el Gobierno parece ser un «patrocinador directo» de estos grupos que hoy atentan contra la vida de ciudadanos que cumplen una labor democrática esencial.

La consejera presidenta del CNE, Ana Paola Hall, hizo un llamado a la responsabilidad tras el ataque ocurrido en el marco de las Elecciones en Honduras

Un escrutinio especial bajo la sombra de la sospecha

El proceso de recuento de votos en Honduras se lleva adelante debido a una serie de denuncias por inconsistencias que impidieron declarar un ganador oficial de inmediato. La presidenta del CNE, Ana Paola Hall, expresó su solidaridad con los heridos y condenó enérgicamente el uso de la violencia como medio de expresión. Hall hizo un llamado a la responsabilidad de todos los sectores políticos, recordando que la imagen que las elecciones en Honduras dejaron ante el mundo debe ser protegida para garantizar la paz social.

A pesar de estos incidentes, el recuento no se detiene. Hasta el momento, con casi la totalidad de las actas escrutadas, el candidato nacionalista Nasry «Tito» Asfura mantiene una ventaja mínima sobre su competidor más cercano, Salvador Nasralla. El margen es estrecho y cualquier irregularidad en el manejo de las actas del recuento especial podría volcar el resultado. Por ello, la seguridad de quienes manejan la documentación de las elecciones en Honduras se ha vuelto un tema de debate nacional e internacional, dado el respaldo explícito que Asfura ha recibido de figuras como Donald Trump.

Futuro incierto para la estabilidad democrática hondureña

El ataque con explosivos es solo la punta del iceberg de un malestar que ha dejado ya a más de quince personas hospitalizadas en días previos. La polarización extrema tras las elecciones en Honduras ha fracturado los lazos sociales y puesto en jaque la credibilidad de las instituciones encargadas de velar por el sufragio. Los próximos días serán determinantes para saber si el CNE logra finalizar el proceso sin nuevos derramamientos de sangre y si las fuerzas de seguridad consiguen dar con los autores materiales del atentado frente al CLE.

La comunidad internacional observa con preocupación cómo un proceso que comenzó con una alta participación ciudadana se desvía hacia senderos de violencia política. La falta de cámaras operativas y la ausencia de culpables alimentan una narrativa de impunidad que podría empañar definitivamente el veredicto de las urnas. El desafío ahora es asegurar que los resultados de las elecciones en Honduras sean aceptados por todas las partes sin que la violencia se convierta en la última palabra de este proceso.

¿Podrá el sistema electoral hondureño recuperar la confianza ciudadana después de que el propio sistema de seguridad fallara en un momento tan crítico?