El crecimiento de la economía uruguaya: 1,2% de expansión sostenida pese a contracciones puntuales
La economía del país cerró el tercer trimestre del año con un dato positivo que alienta las expectativas: un crecimiento de la economía uruguaya del 1,2% respecto al mismo período del año anterior. Este impulso, que se registra en el Producto Interno Bruto (PIB), fue el resultado de una dinámica positiva en varios sectores clave. Los rubros de comercio, el alojamiento y la educación fueron los principales responsables de empujar la actividad.
Los números, divulgados por el Banco Central del Uruguay (BCU), si bien confirman una expansión interanual, también dejaron una nota de cautela. Al analizar la actividad económica en términos desestacionalizados, el tercer trimestre registró una leve contracción del 0,2% frente al trimestre inmediatamente anterior. No obstante, la tendencia de fondo sigue mostrando un crecimiento de la economía uruguaya que se afianza año a año.
El sector que demostró el mayor dinamismo y contribución al crecimiento de la economía uruguaya fue el de comercio, alojamiento y suministro de comidas y bebidas. Este ámbito registró un alza robusta del 5,4% en su actividad. Dicho repunte se explica por el fuerte desempeño de los servicios comerciales, tanto al por mayor como al por menor, que han estado muy vinculados a la mayor comercialización de granos de soja y combustibles importados.
También influyeron notablemente las mayores ventas de carne, de productos farmacéuticos y de textiles. El incremento del comercio refleja una mayor actividad de tránsito y consumo interno que beneficia directamente a Montevideo y a las ciudades fronterizas. Este impulso comercial es una señal de que la demanda sigue firme, manteniendo vivo el crecimiento de la economía uruguaya.
Otro componente que sumó de forma importante fueron los servicios financieros, que exhibieron un incremento del 3% en el trimestre. Este buen desempeño se debe principalmente a la expansión en el mercado de intermediación financiera en moneda nacional. Este indicador sugiere una mayor confianza y actividad en el sistema bancario local, un pilar fundamental para la estabilidad de la nación.
El sector de la energía eléctrica, gas y agua también tuvo un desempeño destacado, con un crecimiento del 2,2%. Este aumento se debe, en buena parte, a las mayores exportaciones de energía eléctrica hacia Argentina, aprovechando el contexto regional y la capacidad instalada en Uruguay. La UTE, la empresa pública de energía, ha logrado capitalizar esta demanda externa.
No todos los sectores estuvieron en verde. La construcción registró una contracción interanual del 3,1%. Esta caída se explica, fundamentalmente, por la menor inversión en obras de vialidad, aunque las grandes obras de infraestructura que finalizaron recientemente también pudieron haber impactado en la comparación. A pesar de este retroceso en un sector clave, el crecimiento de la economía uruguaya global logró compensar esta caída, demostrando la resiliencia de otros pilares productivos.
Otros ámbitos como la salud, educación y actividades inmobiliarias crecieron en menor medida, con un 0,8%, y el transporte y almacenamiento reportó un alza del 0,4%. Estos números, aunque modestos, señalan una recuperación constante en el sector servicios, que es esencial para el empleo y la calidad de vida en Uruguay.
En el análisis de la demanda, el gasto de consumo final evidenció un crecimiento del 1,9% respecto al mismo trimestre del año anterior. Este aumento estuvo impulsado, especialmente, por la incidencia positiva en los bienes de consumo importados. Los uruguayos compraron más prendas de vestir, vehículos y otros bienes durables, reflejando una mayor capacidad o disposición al gasto.
El gasto del gobierno también se incrementó, vinculado principalmente al mayor gasto en servicios de salud pública. Esto se traduce en una mejora en la calidad de los servicios esenciales que recibe la población. Sin embargo, la otra cara de la moneda fue la formación bruta de capital, que registró una caída interanual del 8,9%, como consecuencia de una desacumulación de existencias. Este dato es un llamado de atención, ya que la inversión de capital es clave para sostener el crecimiento de la economía uruguaya futuro.
La balanza comercial y las proyecciones de crecimiento de la economía uruguaya
El comercio exterior fue un factor determinante en el resultado global. Las exportaciones crecieron un 5,2% en el tercer trimestre, impulsadas principalmente por el buen desempeño de los productos agrícolas y la carne. Uruguay continúa posicionando sus productos de alto valor en los mercados internacionales, lo que asegura un ingreso constante de divisas.
Por su parte, las importaciones también se expandieron un 3% interanual. Este aumento se explica por las mayores compras al exterior de prendas de vestir, automóviles, carne (a pesar de ser un gran exportador, también se importa para consumo específico) y productos farmacéuticos. La dinámica comercial exterior es saludable, mostrando un país que se mueve tanto en la venta de commodities como en la adquisición de bienes de consumo e insumos.
En síntesis, el crecimiento de la economía uruguaya del 1,2% es una señal de estabilidad y continuidad de la recuperación pospandemia. El desafío para el gobierno y los actores económicos será transformar esta expansión trimestral en un crecimiento más profundo y sostenido, que se refleje de forma más pareja en la inversión y en todos los sectores productivos.
¿Será capaz la inversión en obras públicas de compensar la caída de la formación bruta de capital y afianzar el crecimiento de la economía uruguaya de cara al 2026?
