Comer mucho y no engordar: sorprendentes causas médicas, genéticas y metabólicas

by 23 de septiembre de 2025

Comer mucho y no engordar: sorprendentes causas médicas, genéticas y metabólicas

En un mundo donde la mayoría batalla contra la balanza, hay quienes parecen vivir en otro universo: comen sin medida, sienten hambre todo el tiempo y, sin embargo, no aumentan de peso. Para algunos, son “los suertudos del metabolismo”. Para otros, un misterio que desafía la lógica. Pero detrás de esta aparente ventaja, hay explicaciones médicas, genéticas y metabólicas que vale la pena conocer.

Metabolismo acelerado: el motor interno que no descansa

Una de las causas más frecuentes de este fenómeno es el metabolismo basal elevado. Es decir, el cuerpo quema calorías incluso en reposo, a un ritmo superior al promedio. Esto hace que, aunque se ingieran muchas calorías, el cuerpo las consuma rápidamente sin almacenarlas como grasa. Según especialistas en obesidad, este tipo de metabolismo puede dificultar el aumento de peso y generar hambre constante, ya que el cuerpo demanda más energía para sostener su ritmo interno.

Comer mucho y no engordar

Hipertiroidismo: cuando la tiroides acelera el cuerpo

El hipertiroidismo es una condición médica en la que la glándula tiroides produce más hormonas de lo normal. Esto acelera el metabolismo, provoca sudoración excesiva, palpitaciones, nerviosismo y pérdida de peso involuntaria. Las personas con esta afección suelen tener hambre frecuente y dificultad para mantener el peso, incluso con una dieta abundante. Si bien no todos los delgados padecen hipertiroidismo, es una causa común en quienes comen mucho y no engordan.

Trastornos de absorción: comer no siempre significa nutrirse

Algunas enfermedades digestivas impiden que el cuerpo absorba correctamente los nutrientes. La celiaquía, el síndrome de intestino irritable o ciertas intolerancias alimentarias pueden provocar diarrea, hinchazón abdominal y pérdida de peso, incluso cuando la ingesta de alimentos es alta. En estos casos, el cuerpo no retiene lo que necesita, lo que genera hambre persistente y bajo peso crónico.

Actividad física intensa y estilo de vida activo

No todo se reduce a lo que se come. El gasto energético también depende del nivel de actividad física. Personas que entrenan a diario, tienen trabajos físicamente exigentes o simplemente se mueven mucho durante el día, requieren más calorías para mantener su peso. Si el consumo no supera el gasto, el cuerpo no acumula grasa, aunque la dieta sea abundante.

Joven comiendo hamburguesa con papas fritas, ejemplo de comer mucho y no engordar sin subir de peso

Genética: el peso también se hereda

La predisposición genética es otro factor clave. Estudios recientes han identificado variantes genéticas que favorecen un metabolismo más eficiente y dificultan el almacenamiento de grasa. En familias donde varios miembros son naturalmente delgados, es probable que haya una base biológica que explique esta característica. No se trata solo de hábitos, sino de cómo está programado el cuerpo para procesar lo que consume.

Hambre emocional y factores psicológicos

En algunos casos, la sensación de hambre constante no responde a necesidades físicas, sino emocionales. El estrés, la ansiedad o ciertos trastornos alimentarios pueden generar una necesidad compulsiva de comer, sin que eso se traduzca en aumento de peso. Esto ocurre cuando el cuerpo metaboliza rápidamente lo ingerido o cuando hay conductas compensatorias como el ejercicio excesivo.

¿Cuándo consultar con un profesional?

Si alguien experimenta hambre constante, pérdida de peso sin causa aparente o dificultad para subir de peso a pesar de comer mucho, es fundamental acudir al médico. Un profesional podrá descartar condiciones como hipertiroidismo, diabetes o trastornos gastrointestinales, y orientar sobre el tratamiento adecuado. También es clave evaluar el estado nutricional, ya que estar delgado no siempre significa estar sano.

Comer mucho y no engordar: ¿bendición o síntoma?

Aunque pueda parecer una ventaja, este fenómeno no siempre es positivo. En algunos casos, puede esconder problemas médicos que requieren atención. Entender qué lo provoca es clave para cuidar la salud y evitar complicaciones a largo plazo. Comer mucho y no engordar puede ser una señal de que algo no está funcionando como debería.

Nutrimedia – Universidad Pompeu Fabra (UPF)

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