Argentina en la cumbre CELAC-UE adoptó una postura discreta durante el encuentro realizado en Santa Marta, Colombia. A diferencia de otros países de la región, el Gobierno argentino no envió al canciller Pablo Quirno y estuvo representado por Juan Manuel Navarro, subsecretario de Política Exterior.
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Poca presencia en la cumbre
El encuentro contó con la participación de los presidentes Gustavo Petro, anfitrión del evento; Luiz Inácio “Lula” da Silva, de Brasil, y Pedro Sánchez, de España. Sin embargo, la cumbre registró numerosas ausencias entre los mandatarios de la región.
Ni Gabriel Boric (Chile), ni Claudia Sheinbaum (México), ni Yamandú Orsi (Uruguay) participaron. La falta de figuras de primer nivel mostró las dificultades para construir una agenda común entre América Latina y Europa.
Argentina y los puntos no firmados
Argentina decidió no suscribir algunos puntos del documento final. Entre ellos, el número 10, que respaldaba el proceso de paz en Colombia y la cooperación internacional contra el crimen organizado.
Tampoco apoyó el punto 15, que hacía referencia al conflicto en Gaza y al acuerdo alcanzado en la cumbre de Sharm el-Sheikh por la paz. Además, se abstuvo en el punto 18, que pedía el fin del embargo económico y financiero contra Cuba.
El Gobierno argentino no acompañó los puntos 42 y 44, que promovían una inteligencia artificial segura y la lucha contra la desinformación y los discursos de odio. Estas posturas marcaron una diferencia con la mayoría de los países de la CELAC y la Unión Europea.
Sobre la CELAC-UE: la foto se tomó antes de finalizar porque Lula vino solo 3 horas (y porque Colombia aceptó quitarle aranceles a los carros de Brasil!).
Ningún otro presidente de izquierda latinoamericano asistió: ni Chile, México, Cuba, Nicaragua, Guatemala o Venezuela.
Solo… pic.twitter.com/GqeNt3azlR
— Ingrid Betancourt Pulecio (@IBetancourtCol) November 10, 2025
Una estrategia de cautela diplomática
Fuentes diplomáticas señalaron que la delegación argentina buscó evitar pronunciamientos que pudieran interpretarse como tomas de posición en temas sensibles. La actitud fue interpretada como un gesto de cautela en la política exterior del Gobierno de Javier Milei.
Con esta postura, la Argentina reafirmó un perfil de observador prudente más que de actor protagónico. El distanciamiento diplomático dejó en claro que el país busca mantener autonomía frente a los alineamientos regionales y las tensiones internacionales.
Reacciones internacionales ante la postura argentina
La participación de Argentina en la cumbre CELAC-UE generó distintas lecturas en el ámbito diplomático. En Europa, varios analistas interpretaron la actitud del gobierno de Javier Milei como una señal de independencia estratégica, aunque también de cierto aislamiento frente a los consensos multilaterales. Fuentes comunitarias señalaron que, si bien el país mantuvo una presencia institucional, la falta de respaldo a algunos puntos del acuerdo “restó peso político” a su delegación.
Desde América Latina, la reacción fue más dividida. Gobiernos como los de Brasil y Colombia consideraron que la ausencia del canciller reflejó “desinterés” por los procesos de integración regional, mientras que otros valoraron el gesto de cautela como un intento de redefinir la política exterior argentina. En medios internacionales, la cobertura destacó el contraste entre la discreción de Buenos Aires y la fuerte presencia mediática de los líderes europeos.
Implicancias para la política exterior de Milei
La postura de Argentina en la cumbre CELAC-UE encaja con la estrategia global de la administración Milei, que busca alinearse con el mundo occidental sin depender de los foros regionales tradicionales. En este marco, el gobierno privilegia los vínculos bilaterales con Estados Unidos, Israel y la Unión Europea, y reduce su participación en instancias que considere “ideologizadas”.
No obstante, diplomáticos retirados advierten que el riesgo de esta táctica es perder capacidad de incidencia en temas donde América Latina puede negociar en bloque, como comercio, energía o cambio climático.
Argentina, que históricamente fue un actor articulador en los foros internacionales, podría ver reducida su influencia si mantiene una presencia pasiva o selectiva.
Futuro de la relación entre Argentina, CELAC y la Unión Europea
La cumbre CELAC-UE dejó en evidencia las tensiones estructurales entre ambos bloques. América Latina reclama más inversión, transferencia tecnológica y acceso equitativo a mercados, mientras Europa busca aliados políticos en un contexto global incierto. En ese tablero, Argentina podría desempeñar un papel relevante como puente de diálogo, siempre que decida retomar una participación más activa.
Por ahora, el país parece apostar por una diplomacia pragmática, donde cada pronunciamiento se evalúa en función del beneficio nacional y no de la retórica regional. Sin embargo, la distancia diplomática también podría limitar oportunidades de cooperación y financiamiento internacional.
Un cambio de era en la política exterior argentina
La actuación de Argentina en la cumbre CELAC-UE es un reflejo del nuevo paradigma del gobierno actual: menos protagonismo simbólico, más cálculo político. Este viraje marca una diferencia con administraciones anteriores, que priorizaban la integración regional y la participación multilateral como ejes centrales.
La pregunta abierta es si esta estrategia de bajo perfil logrará traducirse en resultados concretos o si, por el contrario, debilitará la voz argentina en la arena internacional.
En un mundo cada vez más fragmentado, ¿puede Argentina mantenerse neutral sin perder relevancia global?
