El balance del Ministerio del Interior ante una Navidad sangrienta
La reciente seguidilla de muertes violentas en la capital ha vuelto a poner en el centro del debate público la inseguridad en Uruguay. En un lapso de apenas 72 horas, coincidiendo con las celebraciones de Navidad, se registraron ocho homicidios en diversos barrios de Montevideo. El ministro del Interior, Carlos Negro, calificó estos episodios como una «manifestación más de las épocas violentas que vivimos», señalando que las festividades tradicionales suelen concentrar, lamentablemente, picos de violencia letal.
Según el jerarca, existen factores criminógenos específicos que se potencian durante las fiestas, lo que explicaría este aumento repentino en los indicadores de inseguridad en Uruguay. A pesar de la crudeza de las cifras, Negro sostuvo que la cartera que dirige sigue con atención el fenómeno y despliega las tareas de investigación necesarias para esclarecer los hechos. El deterioro de la convivencia ciudadana, apuntó el ministro, no es un proceso nuevo, sino una tendencia que el país arrastra desde hace décadas.
Mapa de los homicidios que sacudieron a Montevideo
La geografía del delito durante estos tres días abarcó puntos críticos de la periferia y zonas residenciales de la ciudad. Los crímenes ocurrieron en Malvín Norte, Cruz de Carrasco, Punta de Rieles, Cerro Norte, Peñarol, Tres Ombúes y Conciliación, evidenciando que la inseguridad en Uruguay no distingue entre límites barriales cuando se trata de conflictos entre bandas o ajustes de cuentas. Las víctimas, en su mayoría hombres jóvenes y un adolescente, fueron blanco de ataques mayoritariamente ejecutados con armas de fuego.
Uno de los episodios más graves tuvo lugar en Tres Ombúes, donde dos hermanos perdieron la vida y otras tres personas resultaron heridas tras una balacera. Este tipo de eventos, con múltiples víctimas y autores que permanecen prófugos, refuerza la preocupación social sobre la inseguridad en Uruguay. Para las autoridades, este patrón delictivo está estrechamente ligado al uso de la violencia como método de resolución de conflictos personales y territoriales, un fenómeno que desafía la capacidad de respuesta policial inmediata.
El narcotráfico y la respuesta del Ministerio del Interior
A pesar del saldo trágico de las fiestas, Carlos Negro destacó que el 2025 ha sido un año de «mucha acción» en la lucha contra el crimen organizado. El ministro enfatizó que enfrentar la inseguridad en Uruguay implica desarticular las estructuras financieras y de suministro de las bandas criminales. En este sentido, subrayó las incautaciones récord de droga y armas que se lograron durante los últimos meses, interpretando estos golpes como un paso necesario para pacificar los territorios más conflictivos.
Sin embargo, el jerarca reconoció que llegar al Ministerio del Interior ha sido un desafío personal y profesional de alta complejidad. Admitir el deterioro de la situación de inseguridad en Uruguay es, para Negro, el primer paso para implementar soluciones de fondo. Estoy entusiasmado y con ganas de mejorar aún más», expresó, intentando proyectar una imagen de optimismo ante un panorama que, para la mayoría de los uruguayos, se percibe como sumamente delicado y con pocos signos de recuperación a corto plazo.
Perspectivas para el cierre de año y seguridad pública
Con el Año Nuevo a la vuelta de la esquina, el Ministerio del Interior ha reforzado los operativos de vigilancia en las zonas de mayor riesgo. La estrategia busca prevenir que la inseguridad en Uruguay vuelva a manifestarse con la misma ferocidad que durante la Navidad. Las autoridades navales y policiales coordinan esfuerzos para monitorear no solo los barrios capitalinos, sino también los puntos turísticos y de frontera, donde el flujo de personas aumenta significativamente.
El éxito de la gestión de Negro se medirá, en última instancia, por su capacidad para frenar la curva de homicidios y devolver una sensación de orden a las calles. La inseguridad en Uruguay sigue siendo la principal preocupación de los ciudadanos según todas las encuestas de opinión pública. Mientras los autores de los crímenes recientes sigan en libertad, la presión sobre el sistema político y judicial para obtener resultados concretos no hará más que incrementarse en el inicio de este 2026.
¿Es posible revertir una tendencia de violencia que el propio ministro reconoce como un deterioro de décadas sin un cambio estructural en las políticas de prevención social?
