El costo de la conexión: las tarifas de Antel vuelven a subir en enero
Como ya parece ser una tradición de cada diciembre, el Directorio del ente estatal de las telecomunicaciones resolvió este martes el nuevo esquema para las Tarifas de Antel que regirá a partir del 1° de enero de 2026. En una decisión que impacta de lleno en el presupuesto de los hogares uruguayos, se definió un incremento promedio del 3,5%. Si bien desde la torre de las telecomunicaciones se intenta matizar la cifra señalando que se encuentra un punto por debajo de la inflación proyectada, para el usuario de a pie no deja de ser un nuevo golpe al bolsillo en un servicio que hoy es, más que nunca, de primera necesidad.
Este ajuste en las Tarifas no discrimina y abarca tanto a los planes de datos móviles para celulares como a los servicios de internet en el hogar. Es decir, desde el teletrabajo hasta la comunicación básica de cada familia se verá encarecida en cuestión de días. Aunque el incremento nominal del 3,5% parezca moderado frente al 4,5% de inflación esperada, la acumulación de subas año tras año genera un malestar latente en una sociedad que observa cómo los servicios públicos siguen siendo una variable de ajuste para las arcas del Estado.
Un ajuste que llega en plena zafra de consumo
La oportunidad de este anuncio no pasa desapercibida para los analistas económicos. Definir los nuevas precios a pocas horas de la Navidad parece ser una estrategia para diluir la noticia entre los preparativos de las fiestas. Sin embargo, la realidad de los números es terca. En el caso específico de la telefonía fija, la propuesta todavía debe transitar el filtro del Poder Ejecutivo, donde el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) tendrán la última palabra sobre el porcentaje definitivo.
El argumento de la «valoración coyuntural» y los informes técnicos que esgrime el Directorio para justificar la suba en los costos suele chocar con la percepción ciudadana de un servicio que, si bien es robusto, no deja de ser costoso en comparación regional. El año pasado, el ajuste fue aún más agresivo, con subas del 5% en móviles y hasta un 7% en internet. Que este año la suba sea menor no borra el hecho de que la conectividad en Uruguay sigue siendo una carga pesada para la competitividad y el consumo interno.
El peso de los servicios públicos en la competitividad
Resulta complejo hablar de «alivio» cuando las Tarifas de Antel siguen una curva ascendente. Mientras que en otras partes del mundo la tecnología tiende a abaratar los costos operativos y, por ende, los precios al consumidor final, en el mercado uruguayo la lógica parece ser la inversa. Las empresas y los emprendedores locales deberán ahora recalcular sus costos operativos de cara a 2026, sabiendo que uno de sus insumos básicos, la comunicación, volverá a subir apenas comience el nuevo calendario.
La decisión de mantener las Tarifas de Antel apenas por debajo de la inflación proyectada se vende como un logro de gestión, pero oculta la necesidad del Estado de seguir recaudando mediante las empresas públicas. En un contexto donde la eficiencia debería ser la bandera para bajar los costos de vida, los uruguayos nos encontramos nuevamente frente a la ventanilla de pagos. El internet en el hogar, lejos de ser un lujo, es hoy la puerta de entrada a la educación y la salud, por lo que cualquier movimiento al alza en su precio debería ser mirado con lupa por el sistema político.
Perspectivas para el usuario de cara al 2026
Con este escenario planteado, el panorama para el próximo año se presenta desafiante. El ajuste de los aranceles es solo la primera de una serie de correcciones que suelen acompañar el cambio de folio. Los informes técnicos mencionan la necesidad de inversión constante en infraestructura y fibra óptica, pero la pregunta recurrente sigue siendo quién debe financiar esa expansión: ¿el usuario a través de aumentos directos o el Estado mediante una gestión más eficiente de sus recursos?
La transparencia en la fijación de las Tarifas de Antel es una materia pendiente que genera debates cíclicos. Mientras el MEF y la OPP analizan el tramo final del ajuste para la telefonía fija, miles de uruguayos ya saben que su factura de enero vendrá con un «regalo» no deseado. En un país donde el costo del Estado es una preocupación constante, cada porcentaje que sube en los servicios básicos es un granito de arena más en una montaña de gastos que parece no tener techo para el contribuyente promedio.
¿Hasta qué punto es sostenible para la clase media uruguaya que los servicios esenciales como internet sigan siendo utilizados como una herramienta de recaudación encubierta bajo la excusa de los informes técnicos?
