Verano bajo vigilancia: la estrategia detrás de los nuevos controles de la DGI
Con la llegada del calor y el inminente desembarco de turistas en la franja costera, la Dirección General Impositiva (DGI) ha decidido mover sus piezas para garantizar la recaudación. El organismo oficial anunció formalmente que reforzará los controles de la DGI en los departamentos de Canelones, Maldonado y Rocha durante toda la temporada estival. Esta medida, que ya es un clásico de cada diciembre, busca poner la lupa sobre aquellos comercios y servicios que multiplican su actividad gracias al flujo de veraneantes uruguayos y extranjeros.
La iniciativa no se limitará a una presencia pasiva, sino que incluirá un despliegue operativo de gran alcance en puntos estratégicos. Los controles de la DGI estarán enfocados especialmente en aquellas actividades que tienen un vínculo intrínseco con la temporada de verano, donde el manejo de efectivo y la facturación electrónica suelen ser puntos críticos de revisión. Desde el organismo se enfatizó que el objetivo primordial es fortalecer la equidad tributaria, evitando que la informalidad distorsione la competencia entre quienes cumplen con sus obligaciones y quienes no.
Fiscalización en eventos y oficinas transitorias en el este
Una de las novedades de este operativo es que los controles de la DGI no se quedarán solo en el mostrador de los locales comerciales tradicionales. La lupa impositiva también se posará sobre la industria del entretenimiento, abarcando fiestas, eventos masivos y espectáculos públicos. Los inspectores realizarán verificaciones de registro y facturación que alcanzarán tanto a productores como a los propios artistas, un sector que suele mover cifras importantes durante los meses de enero y febrero en balnearios como Punta del Este y La Pedrera.
Para facilitar la gestión y el seguimiento de estas actuaciones, la DGI instalará oficinas transitorias en localidades clave como Punta del Este, Piriápolis, La Paloma y Punta del Diablo. Estos puestos temporales servirán para recibir a los contribuyentes que sean citados para aportar documentación o para evacuar consultas técnicas sobre los controles de la DGI. La idea es que la cercanía física del organismo en los principales polos turísticos agilice los procesos administrativos y disuada cualquier intento de subfacturación durante los picos de consumo.
Identificación de inspectores y garantías para el comerciante
Desde la Dirección General Impositiva se hizo especial hincapié en que todos los funcionarios encargados de los controles de la DGI deberán estar debidamente identificados. Cada inspector portará su carnet oficial con fotografía y datos personales, el cual podrá ser exigido por cualquier dueño de local antes de iniciar la revisión de los libros o sistemas informáticos. Esta aclaración busca evitar situaciones de inseguridad o estafas por parte de personas ajenas al organismo que pretendan aprovecharse del clima de inspecciones.
Los operativos de campo incluirán visitas presenciales aleatorias y dirigidas, basadas en cruces de datos previos realizados por la unidad de inteligencia fiscal. Los controles de la DGI buscarán verificar que cada transacción sea debidamente documentada, un aspecto que ha cobrado mayor relevancia con la generalización del régimen de facturación electrónica en todo el país. El mensaje del fisco es claro: las reglas de juego deben ser las mismas para todos, especialmente en una zafra donde muchos comercios se juegan la rentabilidad de todo el año.
Impacto en Canelones, Maldonado y Rocha
El despliegue territorial de los controles de la DGI cubrirá la totalidad de la zona costera, pero con énfasis en las zonas de mayor densidad comercial. En Canelones, el foco estará puesto en el crecimiento de la Costa de Oro, mientras que en Maldonado y Rocha la atención se centrará en los servicios gastronómicos y de hotelería. Este refuerzo operativo responde a una planificación anual que busca captar la mayor cantidad de tributos en un periodo donde la economía uruguaya experimenta un desplazamiento masivo de capital hacia el litoral esteño.
Más allá de la faz punitiva, el organismo busca que los controles de la DGI funcionen como una herramienta de docencia fiscal. La presencia de oficinas transitorias permite que los pequeños comerciantes se pongan al día con normativas que a veces desconocen, evitando multas onerosas por errores administrativos menores. No obstante, la firmeza en la fiscalización de grandes eventos y paradores de playa sigue siendo la prioridad absoluta para combatir la evasión en los sectores de mayor volumen de negocio.
¿Será suficiente este refuerzo en la fiscalización para mitigar el histórico crecimiento de la economía informal que suele florecer durante cada temporada estival en nuestras playas?
