El paro armado ELN en Cali deja una huella de dolor con dos uniformados caídos
La capital vallecaucana amaneció enlutada y bajo un manto de tensión tras las explosiones registradas en la madrugada del lunes, en un hecho que se enmarca dentro del paro armado ELN en Cali y a nivel nacional. La tragedia ocurrió en el sur de la ciudad, específicamente en el barrio Mariano Ramos, donde la onda expansiva de dos detonaciones tuvo como objetivo directo a la Policía Nacional. Lastimosamente, este violento ataque cobró la vida de dos uniformados que prestaban servicio en la zona.
Las versiones preliminares, que fueron confirmadas por medios nacionales, apuntan a que los agentes heridos de gravedad fueron trasladados de urgencia a la Clínica Valle de Lili. A pesar de los esfuerzos del personal médico especializado, la patrullera y el subintendente fallecieron debido a las gravísimas lesiones sufridas por la explosión. Este lamentable suceso subraya la brutalidad de las acciones emprendidas por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en el marco de su ofensiva de 72 horas.
Ataques simultáneos: la escalada violenta del paro armado ELN en Cali
Las detonaciones se registraron con escasos minutos de diferencia, entre las 3:55 y las 4:10 de la mañana, en un punto neurálgico: la intersección de la carrera 50 con la avenida Simón Bolívar. El blanco principal del ataque, que se atribuye a la arremetida del paro armado ELN en Cali, fue un Centro de Atención Inmediata (CAI) y una patrulla que realizaba labores de vigilancia. El sector, cercano al coliseo María Isabel Urrutia, se convirtió en una zona de emergencia y pánico.
Testigos presenciales relataron a los medios cómo, tras el estruendo, se procedió a la evacuación inmediata de los policías heridos, mientras la Fuerza Pública acordonaba la escena para asegurar el área. El modus operandi sugiere la activación de explosivos al paso del vehículo policial, una técnica que busca maximizar el daño y la letalidad. Este tipo de acciones intimidatorias son características de la estrategia del paro armado ELN en Cali y otros departamentos.
La cercanía del ataque al mencionado coliseo deportivo generó una profunda alarma entre los vecinos y quienes se encontraban cerca del lugar. La Policía de inmediato activó unidades especializadas en manejo de explosivos y criminalística para inspeccionar el sitio y determinar con exactitud el tipo de artefacto utilizado. Estos peritajes son cruciales para avanzar en la identificación y posterior judicialización de los responsables materiales de este doble crimen.
La respuesta institucional y el refuerzo de la seguridad urbana
Ante la magnitud de la tragedia y la amenaza que representa el paro armado ELN en Cali, las autoridades han reforzado la presencia en el oriente de la ciudad, una de las zonas más vulnerables. La prioridad es contener cualquier nueva acción de la guerrilla y devolver la sensación de seguridad a la ciudadanía. Las pesquisas se centran ahora en la revisión exhaustiva de cámaras de seguridad del sector y la recopilación de testimonios de los habitantes del Mariano Ramos.
Aunque al momento de redactar esta nota ningún grupo se ha adjudicado formalmente el atentado, el contexto del paro armado ELN en Cali sitúa a esta guerrilla como principal sospechosa. Las autoridades han insistido en la colaboración ciudadana, habilitando canales de denuncia con reserva absoluta, vitales para ubicar a los cabecillas de las estructuras armadas responsables de esta oleada de violencia y zozobra.
Un panorama nacional afectado por la ofensiva del ELN
El ataque en Cali no es un evento aislado, sino que forma parte de una ofensiva más amplia desplegada por el ELN en al menos 13 departamentos de Colombia. Desde el inicio del paro armado de 72 horas, las cifras oficiales hablan de más de 51 acciones violentas, que incluyen bloqueos viales, intimidaciones a la población civil y, lamentablemente, la colocación de artefactos explosivos.
Según el Ministerio de Defensa, el impacto de las acciones ligadas al paro armado ELN en Cali se replica con distintas intensidades en Santander, Antioquia, Arauca y Norte de Santander, entre otros. Episodios como la motocicleta bomba detonada en el peaje de La Lizama, que dejó una trabajadora herida, o la quema de maquinaria en Cesar, demuestran la capacidad del grupo armado para generar temor y afectar la infraestructura nacional. Incluso la movilidad en Arauca y Chocó se vio totalmente suspendida, mientras que se reportaron ataques a estaciones de policía en varias regiones, evidenciando la estrategia de copamiento territorial del ELN.
Este recrudecimiento de la violencia, justo cuando se habla de procesos de paz, pone en jaque la credibilidad de los diálogos y la voluntad real de la guerrilla para alcanzar una solución negociada. La incineración de autobuses, los bloqueos con cilindros explosivos y la trágica pérdida de vidas humanas, como la del conductor de ambulancia en Norte de Santander y ahora la de los dos policías en Cali, muestran un escalamiento que genera profunda preocupación social y política.
¿Es el paro armado ELN en Cali y el resto del país un mensaje de fuerza de la guerrilla o un desesperado intento por ganar posiciones en la mesa de negociación?
