Uruguay Al Día
Un desenlace anunciado: el drama detrás de la muerte de Jona Núñez
La comunidad salteña, y con ella gran parte del país, se encuentra inmersa en una profunda congoja e indignación tras conocerse el fallecimiento de Jonatan (Jona) Núñez, un conocido influencer de 32 años. La muerte de Jona Núñez no es percibida como un hecho aislado, sino como la trágica culminación de un proceso de falta de atención y abandono que la víctima había denunciado públicamente semanas antes. Núñez, padre de una niña, padecía desde su nacimiento un angioma que comprometía severamente su garganta y lengua.
La conmoción crece porque el propio «Jona» se había transformado en un símbolo de la lucha por la atención digna en el sistema público. El hombre había utilizado sus redes sociales para exponer las dificultades y la indiferencia que enfrentó, poniendo en evidencia las carencias del Hospital Regional Salto. La muerte de Jona Núñez hoy se transforma en el rostro más visible del reclamo por la falta de recursos y la gestión de la salud en el norte.
La denuncia pública que nadie escuchó
Días antes de su deceso, Núñez difundió un extenso y dramático video que se viralizó a velocidad de la luz. En su testimonio, relataba que llevaba «más de un mes intentando ser atendido» en el Hospital Regional Salto por su patología, sin obtener jamás una respuesta satisfactoria ni oportuna. Esta via crucis administrativa y médica es la clave de la crítica que hoy golpea a la institución.
En su advertencia, «Jona» señaló que su caso “no era aislado, sino parte de una problemática más amplia” que “afectaba a numerosos pacientes con distintas enfermedades” en el Hospital. Este punto refuerza la hipótesis de un fallo sistémico. El mensaje antes de la muerte de Jona Núñez ya estaba dado: la desatención era una política, no un error puntual.
Hemorragia interna y la falta de tratamiento específico
Según la información recabada de fuentes internas de la salud, el desenlace fue causado por «una hemorragia interna masiva. A raíz del angioma que comprometía su salud, las fuentes indicaron que «no fue posible hacerle un tratamiento específico para evitar un daño mayor». Se le suministró medicación para revertir el proceso, pero fue inútil: la hemorragia no pudo ser detenida.
El domingo por la noche, horas antes de su fallecimiento, «Jona» Núñez, ya desde un block quirúrgico del Hospital de Salto, tuvo la entereza de pedir «donantes de sangre» a través de sus redes, anunciando que sería derivado al CTI. En su mensaje, lleno de fe, dejó palabras de «esperanza» sobre su delicado estado. La muerte de Jona Núñez horas después confirmó el peor temor, dejando una estela de preguntas sobre si una intervención temprana y especializada, que él reclamaba, podría haber evitado el trágico final.
La sombra del tomógrafo: crítica recurrente al Hospital Regional
El caso de la muerte de Jona Núñez se encaja en un contexto de críticas recientes que comprometen seriamente la credibilidad de la gestión del centro asistencial. En las últimas semanas, la polémica estalló por la decisión de derivar, sin previo aviso, un tomógrafo originalmente asignado al hospital salteño al Hospital del Cerro, en Montevideo.
Esta maniobra fue duramente cuestionada por usuarios y referentes locales, quienes advierten que este tipo de decisiones de centralización impactan directamente en la calidad y oportunidad de atención del norte del país. La falta de recursos técnicos de alta complejidad, como este tomógrafo, significa que pacientes con cuadros delicados, como el de Núñez, pierden tiempo vital al no poder ser diagnosticados y tratados con inmediatez. La muerte de Jona Núñez es, para muchos, la evidencia de las consecuencias de estas decisiones políticas.
Un símbolo de reclamo: la comunidad exige explicaciones
Tras conocerse el deceso, las redes sociales y la calle se llenaron de mensajes de dolor, pero sobre todo, de una profunda indignación y reclamo. Familiares, amigos, seguidores y vecinos expresaron consternación y cuestionamientos directos al sistema de salud y a la Dirección del Hospital.
La muerte de Jona Núñez se transforma así en un verdadero símbolo de reclamo social. La gente exige explicaciones claras, revisiones y mejoras urgentes en la respuesta del sistema sanitario público. No solo se trata de un padre y un influencer que se fue demasiado pronto, sino de una herida abierta en la promesa del Estado de garantizar una atención digna y oportuna a todos sus ciudadanos.
¿Es tolerable que, a pesar de las denuncias públicas de un paciente en riesgo, el Hospital Regional Salto no haya podido o querido articular una respuesta a tiempo, demostrando un fracaso institucional que costó una vida?