Uruguay Al Día
Petrolero venezolano incautado por EEUU rumbo a Cuba con crudo sancionado
Un petrolero venezolano incautado por EEUU se dirigía a Cuba con una carga cercana a los dos millones de barriles de crudo, en una operación que volvió a tensar el escenario geopolítico en el Caribe. La embarcación, identificada como Skipper, fue interceptada frente a las costas de Venezuela en un operativo militar estadounidense que apuntó directamente contra el entramado energético que une a los regímenes de Caracas y La Habana.
Según información publicada por The New York Times y The Economist, el buque había zarpado el 4 de diciembre desde Venezuela con destino declarado al puerto cubano de Matanzas. El cargamento pertenecía a Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) y formaba parte de los acuerdos de suministro que sostienen a la isla en medio de su crisis energética.
La incautación se produjo el 10 de diciembre y fue confirmada por el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante una reunión en la Casa Blanca.
El destino del petrolero venezolano incautado por EEUU
Documentos internos de PDVSA y registros marítimos indican que el Skipper operaba bajo un contrato conjunto entre Cubametales, la comercializadora estatal cubana, y una firma vinculada al empresario panameño Ramón Carretero. Este operador ha sido sancionado por el Departamento del Tesoro de EEUU por su rol en la intermediación de crudo venezolano hacia mercados aliados.
De acuerdo con las investigaciones citadas, Carretero y sus compañías han gestionado hasta una cuarta parte del petróleo exportado por Venezuela en los últimos años. En el caso cubano, los envíos diarios rondaron los 65.000 barriles en 2025, un incremento significativo respecto al año anterior.
El petrolero venezolano incautado por EEUU era una pieza clave de ese esquema, al permitir sostener el flujo energético hacia Cuba en un contexto de sanciones y escasez.
Cómo fue la operación militar en el Caribe
La incautación del Skipper se realizó mediante un abordaje aéreo ejecutado por tropas de elite estadounidenses, que descendieron desde helicópteros Black Hawk. Según The Economist, no hubo enfrentamientos ni resistencia por parte de la tripulación, compuesta mayoritariamente por marinos rusos.
Washington justificó la acción señalando que el buque transportaba crudo venezolano e iraní en violación directa de las sanciones internacionales. La fiscal general estadounidense, Pam Bondi, afirmó que el operativo se enmarca en una política sostenida de presión económica y logística contra el régimen de Nicolás Maduro.
Trump, por su parte, sostuvo que el cargamento incautado tiene un valor aproximado de 80 millones de dólares y que la medida responde a “una muy buena razón”.
Cuba, reventa de crudo y triangulación internacional
Si bien el destino declarado del petrolero venezolano incautado por EEUU era Cuba, los datos de la firma Kpler revelan una operatoria más compleja. Parte del cargamento, unos 50.000 barriles, fue transferida al buque Neptune 6, que efectivamente se dirigió a la isla.
El resto del petróleo tenía como destino Asia, principalmente China, una práctica habitual para generar divisas que luego sostienen tanto al régimen cubano como al venezolano. Esta triangulación permite aliviar tensiones financieras, aunque incrementa los riesgos legales y los costos logísticos.
Analistas consultados por medios internacionales señalaron que esta modalidad se ha vuelto cada vez más costosa debido al endurecimiento de los controles estadounidenses.
Impacto de las sanciones sobre Venezuela y Cuba
Las autoridades cubanas calificaron la incautación como un “acto de piratería y terrorismo marítimo”, mientras que el régimen de Maduro denunció un nuevo episodio de “secuestro” en aguas internacionales. Desde Caracas advirtieron que la operación afecta directamente la economía venezolana y la capacidad de exportación de PDVSA.
Sin embargo, expertos sostienen que el golpe también alcanza de lleno a Cuba, cuya dependencia energética del petróleo venezolano es estructural. Los envíos actuales no alcanzan para resolver los apagones y la crisis de abastecimiento, pero siguen siendo vitales para la estabilidad política del régimen de Miguel Díaz-Canel.
El petrolero venezolano incautado por EEUU expuso así la fragilidad de una alianza sostenida bajo presión internacional.
Una red de “buques fantasma” bajo la lupa
Desde 2019, Venezuela, Irán y Rusia operan una flota paralela de embarcaciones conocidas como “buques fantasma”. Estas naves cambian de nombre, bandera y propietario, navegan con transpondedores apagados y están registradas en empresas de papel.
Según el analista Francisco J. Monaldi, de la Universidad Rice, este sistema permitió durante años eludir sanciones, pero hoy enfrenta costos crecientes. Las primas de riesgo, los fletes y las comisiones se dispararon tras cada operativo estadounidense.
Empresarios del sector petrolero reconocieron que, tras la incautación del Skipper, aceptar embarques de PDVSA sin pago adelantado resulta cada vez más improbable.
Escalada geopolítica en el Caribe
La Casa Blanca adelantó que la incautación del petrolero venezolano incautado por EEUU no será un hecho aislado. Funcionarios estadounidenses indicaron que existen planes para interceptar otras embarcaciones vinculadas a la red petrolera venezolana.
El episodio se inscribe en un escenario de confrontación más amplio entre EEUU, Venezuela, Cuba, Irán y Rusia, donde el control del crudo sancionado se ha convertido en un frente central del conflicto.
¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Washington para desarticular este entramado energético y qué impacto real tendrá en la supervivencia de los regímenes de Caracas y La Habana?