El bombo del sorteo de Navidad ya está en su casa anual: el histórico Teatro Real de Madrid. La emblemática estructura metálica ingresó este viernes a primera hora, escoltada por personal técnico y autoridades, para iniciar el proceso de custodia que se extenderá hasta la madrugada del 22 de diciembre, cuando comience la ceremonia que distribuirá 2.772 millones de euros en premios. La llegada del bombo marca, para muchos, el verdadero inicio del clima festivo en España y otros rincones del mundo donde se sigue de cerca esta tradición centenaria.
Llegada y preparación del bombo del sorteo de Navidad
El dispositivo central del sorteo se ubicó en el escenario principal del Teatro Real, donde ya se montó la tolva encargada de transportar las bolas desde las liras hacia el interior del bombo. También quedó instalada la trompeta, mecanismo desde el cual se liberan las bolas ganadoras hacia la copa. Todo forma parte de una maquinaria que, pese al avance tecnológico, se mantiene fiel al sistema original que otorga transparencia y carácter artesanal al proceso.
El bombo grande, protagonista indiscutido, cuenta con un diámetro de 1,58 metros y fue fabricado hace casi dos décadas en una aleación de latón y bronce. Con sus 2,64 metros de alto y un peso aproximado de 850 kilos, albergará las 100.000 bolas correspondientes a los números en juego. A su lado quedó instalado el bombo pequeño, encargado de los premios, cuya esfera de 0,74 metros guarda las 1.807 bolas que representan las distintas categorías, incluido el popular “Gordo”.
Bolas del sorteo: precisión milimétrica para un ritual histórico
Las bolas, uno de los elementos más emblemáticos del sorteo, están elaboradas en madera de boj y fueron grabadas mediante un sistema de láser que asegura uniformidad. Cada una pesa exactamente tres gramos y mide 18 milímetros, lo que evita cualquier alteración durante el proceso de extracción. Este nivel de precisión es parte del prestigio alcanzado por el sorteo, que se ha convertido en un símbolo cultural transmitido de generación en generación.
La presencia de las 100.000 bolas numéricas y las 1.807 bolas de premios, entre ellas la correspondiente al Gordo, implica una de las etapas más sensibles de la preparación. Desde su llegada, todo el material fue trasladado a un depósito situado 16 metros bajo el escenario, donde permanece vigilado de manera permanente. Este resguardo total se mantiene hasta el momento exacto en que los operarios vuelvan a subir las piezas al escenario para realizar las pruebas técnicas finales.
Custodia, seguridad y tradición en el Teatro Real
El bombo del sorteo de Navidad no solo es un objeto físico: también es un símbolo de transparencia. Por eso, su proceso de custodia se lleva adelante bajo un protocolo estricto que involucra personal especializado, sellos de seguridad y registro documental permanente. Cada traslado queda documentado, y cualquier intervención requiere la presencia conjunta de autoridades y notarios.
Durante las jornadas previas al sorteo, el Teatro Real se transforma. Entre ensayos, pruebas de sonido y verificaciones técnicas, el escenario adquiere un aire solemne que contrasta con la expectativa creciente del público. La transmisión televisiva —que se realiza desde hace décadas— también exige un despliegue tecnológico importante para garantizar que millones de espectadores sigan el proceso sin interrupciones.
Una emisión que alcanza cifras históricas
La edición 2025 del Sorteo Extraordinario de Navidad presenta una emisión que asciende a 3.960 millones de euros, de los cuales se destina un 70% a premios. En total, se repartirán 2.772 millones, con el primer premio de 4 millones de euros por serie. Le siguen el segundo premio, de 1.250.000 euros, y el tercero, de 500.000 euros por serie.
A esto se suman decenas de premios menores que mantienen vivo el interés de quienes participan cada año con la esperanza de ser parte del tradicional canto de los niños de San Ildefonso. La mezcla de azar, liturgia y costumbre convierte al sorteo en uno de los eventos más seguidos del calendario de fin de año en España.
Un ritual que perdura pese al paso del tiempo
El bombo del sorteo de Navidad mantiene intacto su lugar como protagonista de una ceremonia que combina tradición, emoción y un fuerte componente cultural. En tiempos donde la digitalización avanza sobre casi todos los ámbitos, la persistencia de este sistema manual genera un vínculo singular con el público, que continúa celebrando cada 22 de diciembre como una fecha casi sagrada.
¿Será esta edición la que vuelva a sorprender al país con un “Gordo” repartido entre múltiples ciudades o concentrado en un solo punto del mapa?
