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El desastre del no show: Indignación total por la suspensión show Lucas Sugo en Curuzú Cuatiá

Miles de fans, en su mayoría mujeres, quedaron plantadas en Curuzú Cuatiá (Entre Ríos) tras la suspensión show Lucas Sugo. El organizador se esfumó sin pagarle al artista.

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La desilusión de los fans en Curuzú Cuatiá por la suspensión show Lucas Sugo

Apocalipsis pasional por la suspensión show Lucas Sugo en Curuzú Cuatiá

Lo que prometía ser la noche más espectacular de encuentros, desencuentros y reencuentros al ritmo de la cumbia pop terminó, para Curuzú Cuatiá, en un auténtico caos de proporciones bíblicas. El show “único y nunca antes visto” del artista uruguayo Lucas Sugo, promovido en la ciudad de Entre Ríos, Argentina, dejó un reguero de corazones rotos y una indignación social que va mucho más allá del dinero perdido. La suspensión show Lucas Sugo se convirtió en un escándalo que expuso la irresponsabilidad de un organizador, quien se habría esfumado con el dinero de las entradas.

Personas de diversas provincias llegaron a la ciudad, muchas de ellas viajaron durante horas y pagaron sus entradas con la ilusión de ver a su ídolo en vivo. La expectativa había sido generada al máximo, especialmente entre el público femenino. Sin embargo, el evento se suspendió de manera inesperada. Esta situación lamentable no solo afectó a quienes soñaban con escuchar a su artista favorito, sino que también puso en tela de juicio la imagen de una ciudad que siempre ha sido conocida por recibir a los visitantes con los brazos abiertos. La suspensión show Lucas Sugo es un golpe a la confianza del público.

La fauna local más apasionada: Un peregrinaje de fe en Curuzú

Las entradas anticipadas se agotaron en cuestión de minutos bajo la última luna llena de este 2025. Las compradoras eran, en su mayoría, la fauna local más apasionada, gente que vive y siente las canciones del uruguayo en carne propia. Había mujeres despechadas que encuentran consuelo cocinando al ritmo del artista, casadas que susurran sus letras mientras reviven amores inolvidables, y solteras que buscaban en la cancha del Club Victoria el amor que las redima de la soledad. La pasión por el artista era palpable y se tradujo en un verdadero peregrinaje.

Hubo escenas épicas, casi de película. Se pudo ver a damas arrastrando a sus esposos para que “aprendan aunque sea a dar amor en épocas invernales”, según se escuchaba en la fila de ingreso. El camino hacia la cancha del Victoria, por la polvorienta ex Ruta 14, fue un desafío de fe que demostró el compromiso de la audiencia. La adrenalina por asegurarse un lugar de preferencia cobró incluso una víctima momentánea. Una madre soltera, con tacos a los que no estaba acostumbrada, tropezó y rodó aparatosamente al tropezar con el riel del ferrocarril. Se reincorporó y siguió adelante: el amor por Lucas Sugo era más fuerte que la gravedad del golpe.

Cuando la pasión se mutó en rabia por la suspensión show Lucas Sugo

Al llegar al Club Victoria, la atmósfera se electrificó. La excitación era máxima; las parejas, sin esperar al show, ya se besaban apasionadamente a un costado del campo. La espera, sin embargo, se hizo eterna. Pasadas las 3 de la mañana, la pasión comenzó a mutar, lentamente, en rabia e impaciencia colectiva. Los murmullos iniciales se hicieron gritos, y la desazón empezó a dominar la escena. En ese momento crítico, cuando la gente ya estaba al límite, ocurrió un evento que renovó las esperanzas.

Como un milagro en medio de la desazón, apareció en el lugar el camión que transportaba los equipos de Lucas Sugo. Los gritos de la multitud se renovaron inmediatamente. El público, al borde del éxtasis, coreaba con fuerza: “¡Vamos a lo nuestro!”. Del camión, sin embargo, no bajó el ídolo. En cambio, descendió uno de sus managers, quien tuvo un recibimiento inolvidable: una fanática, presa de la emoción y confundiéndolo con el propio artista, le arrojó su bombacha. La prenda interior impactó de lleno en la cara del representante, un suceso que quedó como anécdota tragicómica de la noche.

El organizador trucho se volatilizó con el dinero de las entradas

El manager de Lucas Sugo, con un semblante serio y preocupado, se dirigió a la multitud para soltar la bomba que destruyó miles de ilusiones. El artista uruguayo no daría el show porque el organizador local no había depositado el pago correspondiente por la actuación. En ese instante, todo se derrumbó. Los vecinos, familias y fans quedaron sin respuestas, y la rabia colectiva se focalizó en el responsable. Rápidamente, se conoció que el organizador de eventos, de referencias ya cuestionadas en el medio, se había volatilizado, dejando a miles de personas en la calle.

Hoy, el dinero de las entradas es lo de menos para los damnificados. La sed de justicia no se debe a la devolución de los míseros pesos gastados, sino a algo mucho más sagrado en esta ciudad de Entre Ríos, Argentina: por jugar con los sentimientos pasionales de aquellas que cantan y sufren al compás de la música del uruguayo. Se cuenta en Curuzú que una horda de mujeres, despechadas y rabiosas por la suspensión show Lucas Sugo, lo está buscando por cielo y tierra. Curuzú Cuatiá está de luto, pero también en pie de guerra.

¿Cuánto tiempo tardará la justicia argentina en dar con el paradero de un organizador que, al estafar, jugó con las ilusiones más profundas de su público?

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