En plena madrugada, cuando la frontera fluvial parece dormida un contrabando enviado por encomienda no descansa, un patrullaje rutinario terminó revelando otra maniobra ilegal en el Río Uruguay. A las 03:30, personal de Prefectura Naval que recorría la zona de playa Las Cavas —a la altura del kilómetro 336,500— detectó una embarcación navegando hacia la costa uruguaya con varios bultos a la vista.
Al aproximarse, los funcionarios vieron cómo los tripulantes arrojaban la carga hacia la orilla, una práctica ya instalada en el circuito del tráfico informal que conecta ambas márgenes del río. Cuando se impartió la voz de alto, los individuos escaparon sin titubear en una chalana verde rumbo a territorio argentino, una postal repetida que confirma lo permeable que sigue siendo la frontera.

Aduanas valora la mercadería incautada en más de $1,6 millones
En tierra quedaron 17 bultos abandonados. Dentro de ellos había desodorantes, repelentes, cigarrillos, prendas de vestir y otros productos que alimentan el comercio irregular que prolifera en el litoral. La Administración de Aduanas de Salto tasó el cargamento en $1.666.310, una cifra que vuelve a poner sobre la mesa el volumen económico de estas operaciones, muchas veces minimizadas pese al impacto directo en la recaudación y en los comercios formales.
La Fiscalía de 4.º Turno tomó intervención y continúa recabando información para identificar a los responsables y determinar si este episodio forma parte de un circuito más amplio que opera aprovechando la dinámica del río como corredor de impunidad.
