Amor tardío: divorcios después de los 60, nuevas uniones y el deseo que no envejece
En Uruguay, durante muchos años circuló la idea de que, al llegar a los 60, solo quedaba acomodarse y continuar la vida sin demasiadas sorpresas. Sin embargo, el amor tardío está demostrando exactamente lo contrario. Cada vez más personas mayores deciden separarse, volver a enamorarse y empezar relaciones que rompen con esa visión tradicional. La longevidad creciente, los cambios culturales y la búsqueda de bienestar emocional muestran que el amor tardío no es una excepción, sino una tendencia que se expande con naturalidad.
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Los divorcios y los nuevos vínculos después de los sesenta crecen entre los uruguayos
En los últimos años, Uruguay registra un aumento sostenido de divorcios entre mayores de sesenta, acompañado también por un incremento de uniones convivenciales y matrimonios tardíos. Lo que antes se vivía como un cierre definitivo hoy se concibe como un comienzo. Las personas están viviendo más tiempo y con mejor calidad de vida, y eso abre un margen amplio para preguntarse si desean pasar las próximas décadas igual que hasta ahora. La respuesta, para muchos, es un cambio profundo.
Las apps de citas impulsan un auge de relaciones entre personas mayores
El fenómeno también está ligado al uso creciente de aplicaciones de citas por parte de uruguayos mayores de cincuenta. En plataformas específicas para este público —y también en las tradicionales— cada vez aparecen más perfiles de personas que superan los sesenta. Las presentaciones suelen repetir palabras cargadas de honestidad: “viudo”, “recientemente separada”, “busco compañero”, “quiero volver a reír”. No se trata de nostalgia: es la afirmación de un presente que quiere vivirse con plenitud.
Relatos que muestran cómo el amor inesperado también florece en Uruguay
Las historias abundan. Personas que, después de enviudar o de terminar una relación larga, vuelven a abrir la puerta al afecto. Para muchos uruguayos, este renacer se parece a lo que vivieron figuras públicas internacionales, pero con el tono íntimo y sencillo que caracteriza nuestra cultura. Hay quienes, tras décadas de matrimonio, reciben un mensaje inesperado, comparten un café o retoman un vínculo antiguo que creían olvidado. Las cifras acompañan esta tendencia: cada vez más parejas uruguayas mayores formalizan relaciones que nacen en esta etapa tardía.

Una pareja de adultos mayores comparte un momento de calma que refleja cómo el amor tardío continúa creciendo en Uruguay.
Montevideo como escenario de reencuentros, bailes, actividades y nuevas conexiones
En Montevideo, la vida social ofrece múltiples espacios donde los mayores se encuentran y vuelven a vincularse. En peñas folclóricas, centros culturales y clubes barriales, las pistas se llenan de zambas, milongas y música que invita a bailar sin apuro. En plazas como Villa Biarritz o el Parque Rodó, los talleres de salsa y ritmos latinos reúnen a grupos que buscan moverse, socializar y compartir. Y como parte del recambio generacional, también aparecen karaokes y actividades con música de los ochenta, clases de rock and roll y encuentros literarios donde surgen conexiones genuinas. La ciudad se vuelve un punto de encuentro cálido y cercano.
El reencuentro afectivo y esa torpeza adolescente que vuelve a aparecer
Las escenas se repiten y, aun así, sorprenden. Mujeres que vuelven a maquillarse después de muchos años, hombres que ensayan cómo pedir un número, parejas que nacen en talleres, cursos de fotografía, clases de baile o viajes organizados para mayores. Esos encuentros muestran que la sensibilidad permanece intacta: solo cambia la manera de expresarse. Después de los sesenta, el afecto no se apaga; encuentra nuevos caminos.

Adultos mayores disfrutan una caminata compartida, una postal cotidiana del amor tardío y la conexión afectiva que crece en Uruguay.
El deseo no desaparece: cambia el cuerpo, pero no el erotismo
La filósofa Esther Díaz lo resume con fuerza: “El deseo no tiene edad. Tiene historia”. Su mirada resuena con lo que ocurre en Uruguay, donde muchas personas mayores reconocen que el deseo sigue ahí, aunque se viva de forma distinta. En las nuevas relaciones, la búsqueda no siempre está centrada en la intensidad física, sino en el diálogo, la compañía y el cuidado mutuo. Sin embargo, estudios internacionales muestran que una proporción significativa de mayores continúa manteniendo vida íntima activa, adaptada a sus ritmos y necesidades.
El divorcio gris: una tendencia que también se expande entre los uruguayos
El fenómeno del “divorcio gris”, muy estudiado en Estados Unidos, también se observa en Uruguay. No siempre surge de conflictos fuertes: muchas veces tiene origen en una certeza íntima. “No quiero vivir el resto de mis años de esta manera.” “Me encontré con que ya no sabía quién era sin mis obligaciones.” La jubilación, la partida de los hijos y los silencios acumulados llevan a revisar decisiones tomadas décadas atrás. Para muchos, separarse no es un final, sino un punto de partida.
La ciencia lo confirma: los vínculos afectivos prolongan la salud y la vida
El prestigioso estudio de Harvard sobre bienestar comprobó que los vínculos afectivos influyen más en la salud que el dinero o la genética. La OMS señala que la compañía reduce el riesgo de muerte prematura en un 30%. Y estudios de universidades internacionales muestran que mantener vida íntima activa reduce la depresión, fortalece la autoestima y mejora la salud mental. Amar, a cualquier edad, no es un lujo: es una forma de mantenerse vital.
En un país que envejece, pero donde también se vive más que nunca, el amor tardío dejó de ser una excepción. Se convirtió en una manera auténtica y plena de habitar la longevidad.
¿Será esta segunda oportunidad una de las formas más valiosas de agradecerle al tiempo lo que todavía nos queda por vivir?