Boca mostró pocas ideas y Tigre complicó mucho más de lo esperado

Boca y Tigre igualaron sin goles tras un partido opaco en La Bombonera, marcado por la presión visitante y la falta de claridad ofensiva.

por Uruguay Al Día
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Boca vs Tigre en La Bombonera con presión alta del equipo visitante

Boca vs Tigre: claves tácticas de un empate sin goles

El duelo entre Boca Juniors y Tigre en La Bombonera, correspondiente a la última fecha del Torneo Clausura, terminó en un empate sin goles que dejó más interrogantes que certezas en el equipo local. El Xeneize inició el partido con autoridad, monopolizando la pelota y marcando el ritmo durante los primeros minutos, pero con el correr del encuentro esa superioridad se diluyó por completo. Tigre no solo le arrebató el control del juego, sino que además expuso falencias tácticas que Boca arrastra desde hace meses.

El plan inicial de Claudio Úbeda parecía funcionar: posesión alta, laterales proyectados y presión para recuperar rápido. Sin embargo, el equipo careció de la profundidad necesaria para transformar ese dominio territorial en situaciones reales de gol. Apenas un par de remates aislados lograron inquietar levemente a Zenobio, pero sin generar una amenaza concreta. El problema es conocido: Boca se instala en campo rival, pero no lastima.

El punto de quiebre del partido llegó cuando Tigre decidió adelantar sus líneas y presionar sobre el circuito de pases de Boca. Lo que empezó como una reacción tímida se convirtió rápidamente en un dominio sostenido por parte del conjunto de Dabove. Julián López avisó con un remate potente que exigió a Marchesín en la atajada más clara de toda la primera mitad. Esa jugada fue un llamado de atención que Boca nunca atendió.

Jugadores en Boca vs Tigre disputando la pelota en un partido muy cerrado

El duelo Boca vs Tigre fue intenso pero con escasas situaciones de peligro.

Mientras Boca insistía en un juego elaborado pero previsible, Tigre comenzó a encontrar espacios mediante ataques directos. Cada recuperación se convertía en una transición rápida que desnudaba los problemas defensivos del Xeneize para reacomodarse. La defensa local se mostró desordenada y lenta para retroceder, permitiendo que Tigre creciera en volumen de juego y en confianza.

La falta de creatividad en el mediocampo de Boca fue determinante. Aunque Ander Herrera aportó algo de equilibrio durante los primeros minutos, el equipo se volvió plano, repetitivo y carente de ideas para romper la estructura rival. Ni Paredes ni los extremos lograron ofrecer soluciones. Merentiel y Zeballos quedaron aislados, obligados a retroceder metros para entrar en contacto con la pelota, situación que terminó restándoles presencia en el área.

Para Tigre, el partido representó un salto anímico importante. A pesar de no contar con tantas variantes ofensivas, el equipo tuvo claridad para interpretar los momentos: cuando presionar, cuándo replegarse y cuándo acelerar. El Matador cumplió un plan táctico más maduro que el de Boca, y por largos tramos del encuentro fue superior en actitud, intensidad y lectura del juego.

El complemento no ofreció un panorama muy diferente. Boca intentó recuperar el control, pero cada avance se diluía por errores no forzados, malas decisiones o falta de sincronía. El ingreso de Barinaga aportó movilidad, pero no alcanzó para quebrar el orden de Tigre. Úbeda apostó a cambios buscando frescura, aunque la dinámica del partido ya parecía definida: Boca intentaba, Tigre resistía sin sobresaltos.

Las pocas aproximaciones de peligro del Xeneize no alcanzaron para modificar un marcador que reflejó con fidelidad lo ocurrido en cancha. Tigre defendió con solidez, presionó cuando debía y supo incomodar a Boca en los momentos clave. Marchesín, nuevamente, debió intervenir más de lo deseado para evitar sorpresas.

La Bombonera acompañó, aunque el clima terminó siendo más de preocupación que de entusiasmo. Sin banderas debido a la sanción por el último Superclásico, el estadio lució inusual, casi desnudo, como espejo de un equipo que también parece falto de identidad futbolística. La falta de variantes ofensivas, la inconsistencia en el mediocampo y la dependencia de jugadas individuales son síntomas que Boca arrastra desde hace tiempo.

En el cierre del torneo, este empate deja a Boca con una sensación amarga y la certeza de que, para competir seriamente en instancias decisivas, deberá corregir errores estructurales que se repiten partido a partido. Tigre, por su parte, se llevó un punto valioso y, sobre todo, una actuación sólida que fortalece su camino en el campeonato.

En definitiva, ¿cuánto más puede estirar Boca esta versión limitada antes de que la falta de gol y de ideas termine pesando donde más duele?

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