Esperma masculino: el estudio que cambia lo que sabíamos sobre la herencia genética

El esperma masculino no es tan estable como muchos creen. Un reciente estudio internacional confirmó que, a medida que los hombres envejecen, su material genético sufre pequeñas.
by 27 de octubre de 2025
Microfotografía de esperma masculino mostrando las mutaciones genéticas asociadas al envejecimiento.
El estudio del Instituto Sanger revela cómo el esperma masculino acumula mutaciones con la edad, afectando la herencia genética de los hijos.
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El esperma masculino no es tan estable como muchos creen. Un reciente estudio internacional confirmó que, a medida que los hombres envejecen, su material genético sufre pequeñas alteraciones que pueden transmitirse a la descendencia y aumentar el riesgo de enfermedades hereditarias.

La investigación, publicada en la revista Nature por el Instituto Sanger y el King’s College de Londres, analizó el ADN de espermatozoides de hombres de entre 24 y 75 años, utilizando una innovadora técnica de secuenciación llamada NanoSeq, capaz de detectar mutaciones extremadamente raras.

Los resultados sorprendieron incluso a los propios científicos: por cada año de vida, el esperma humano suma en promedio 1,67 nuevas mutaciones. En otras palabras, los hijos de padres mayores heredan un “reloj genético” más avanzado que podría traducirse en mayor riesgo de padecer ciertos trastornos del desarrollo o incluso algunos tipos de cáncer infantil.

Mutaciones y envejecimiento: cómo cambia el esperma masculino con los años

Según explicó Matthew Neville, uno de los autores del estudio, las mutaciones no aparecen de manera aleatoria. Con la edad, algunas de ellas ofrecen ventajas biológicas a las células que producen espermatozoides, lo que les permite multiplicarse más fácilmente. Este proceso, conocido como selección positiva, provoca que las mutaciones se expandan dentro del testículo y aumenten su probabilidad de ser transmitidas.

Los investigadores calcularon que entre el 3% y el 5% del esperma masculino de hombres de mediana edad o mayores contiene alteraciones genéticas potencialmente dañinas. En los varones jóvenes, esa proporción ronda el 2%.

Aunque parezca una diferencia mínima, el impacto clínico puede ser relevante, ya que el exoma —la parte del genoma donde ocurren estas mutaciones— está directamente vinculado con la aparición de enfermedades hereditarias.

El riesgo en la paternidad tardía y la necesidad de asesoramiento genético

Los especialistas enfatizan que tener mutaciones en el esperma masculino no significa necesariamente que los hijos desarrollen enfermedades. Sin embargo, el hallazgo refuerza la importancia del asesoramiento genético en hombres que deciden ser padres después de los 40 o 50 años.

En declaraciones al Instituto Sanger, el investigador Matt Hurles explicó:

“Algunos cambios en el ADN no solo sobreviven, sino que prosperan en los testículos, lo que significa que los padres que conciben más tarde podrían transmitir, sin saberlo, una mutación perjudicial.”

Los expertos coinciden en que el envejecimiento masculino tiene un peso mayor del que se pensaba en la herencia biológica. Mientras que la fertilidad femenina ha sido objeto de debate durante décadas, la salud genética del esperma recién comienza a ocupar un lugar central en la conversación científica.

Un cambio de paradigma en la ciencia de la reproducción

El descubrimiento obliga a repensar los modelos tradicionales sobre cómo se transmite la información genética. El esperma masculino no envejece pasivamente: se transforma, se adapta y, en algunos casos, selecciona mutaciones que pueden alterar la salud de la descendencia.

Para los investigadores, este hallazgo no busca alarmar, sino promover una mayor conciencia sobre la edad paterna y sus posibles consecuencias. Recomiendan que los futuros padres consulten a especialistas si existen antecedentes familiares de enfermedades genéticas o si planean concebir a edades avanzadas.

Este estudio se suma a una tendencia creciente en la biomedicina: observar al hombre, no solo como portador, sino como actor activo en la calidad genética de las futuras generaciones.

En los próximos años, los investigadores planean ampliar el análisis del esperma masculino en diferentes poblaciones y contextos ambientales, con el objetivo de entender cómo influyen factores como la alimentación, el estrés, la exposición a contaminantes o el estilo de vida en la acumulación de mutaciones genéticas.

También se espera que la biotecnología permita desarrollar métodos de detección temprana que evalúen la “edad biológica” del esperma, más allá del número en el documento. De ese modo, los futuros padres podrían acceder a diagnósticos personalizados que ayuden a reducir riesgos y tomar decisiones informadas sobre cuándo y cómo formar una familia.

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