Rodrigo Paz presidente de Bolivia recibe el apoyo de Yamandú Orsi en su asunción histórica

Rodrigo Paz asumió la presidencia de Bolivia en una ceremonia histórica que contó con líderes regionales, incluido Yamandú Orsi. El nuevo mandatario promete apertura, diálogo y estabilidad democrática.

por Uruguay Al Día
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Rodrigo Paz presidente de Bolivia jura ante la Asamblea Nacional junto a líderes regionales.

Rodrigo Paz presidente de Bolivia: el fin de una era y el inicio de otra

El presidente Yamandú Orsi participó este sábado en el acto de asunción de Rodrigo Paz Pereira, nuevo presidente de Bolivia, en una jornada considerada histórica por el giro político que supone. Con esta investidura concluyen casi dos décadas de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS) liderado por Evo Morales, dando paso a una administración de perfil centrista.

Un acto con presencia regional y simbolismo político

La ceremonia se desarrolló en el Parlamento boliviano, con la presencia de más de 70 delegaciones internacionales. Entre ellas, destacaron los presidentes Gabriel Boric (Chile), Javier Milei (Argentina) y Yamandú Orsi, en representación de Uruguay.
El evento fue descrito por la prensa local como un momento de inflexión democrática, marcado por un clima de esperanza y expectativa regional.

Rodrigo Paz, de 58 años, es hijo del exmandatario Jaime Paz Zamora (1989-1993). En su discurso inaugural, el nuevo presidente proclamó: “Nunca más una Bolivia aislada, sometida a ideologías fracasadas, ni mucho menos una Bolivia de espaldas al mundo”.

Rodrigo Paz anuncia el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos

Uno de los anuncios más resonantes fue la reanudación de relaciones diplomáticas con Estados Unidos, interrumpidas desde 2008, cuando Morales expulsó al embajador estadounidense bajo acusaciones de complot político.
Paz aseguró que su gobierno priorizará la diplomacia pragmática y la inserción internacional, apostando por alianzas económicas que impulsen la inversión y la cooperación bilateral.

Esta medida fue interpretada por analistas regionales como un cambio sustancial en la política exterior boliviana, que busca equilibrar su vínculo con potencias como Estados Unidos, China y Brasil, sin renunciar a la soberanía nacional.

Yamandú Orsi fortalece la presencia uruguaya en la región

El mandatario uruguayo llegó a La Paz el viernes a bordo de un avión Hércules de la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU). Tras su arribo, mantuvo una breve reunión con el subsecretario de Estado norteamericano, Christopher Landau, un encuentro que reafirmó la intención de Uruguay de estrechar lazos diplomáticos en el nuevo contexto político de Bolivia.

Orsi delegó su participación en la Cumbre de la Celac al canciller Mario Lubetkin, priorizando su presencia en el acto de asunción de el presidente Paz. Según fuentes de Cancillería, la decisión responde al objetivo de fortalecer la integración sudamericana y respaldar la transición institucional boliviana.

El desafío de Rodrigo Paz: reconstruir la confianza interna

En su discurso, el presidente Paz subrayó la necesidad de “reconstruir la confianza ciudadana” tras años de polarización y crisis política. Prometió una gestión basada en la transparencia, la estabilidad económica y la unidad nacional, con el foco en la generación de empleo y la lucha contra la corrupción.

La prensa boliviana destacó que su equipo ministerial combina experiencia técnica con figuras independientes, una señal de equilibrio político frente a los sectores que aún mantienen afinidad con el MAS.

Bolivia ante una nueva etapa política

Con la llegada de el nuevo jefe de Estado, el país inicia una etapa de redefinición institucional que podría marcar su rumbo económico y social en los próximos años. Su desafío será consolidar una gobernabilidad estable en un escenario de expectativas sociales altas y una oposición fragmentada.

Un contexto político regional en transformación

La presencia de Yamandú Orsi en la investidura de el mandatario boliviano también refleja un momento clave en la política latinoamericana. Los gobiernos de la región observan con atención cómo Bolivia busca reconstruir puentes diplomáticos tras años de tensiones ideológicas y cambios abruptos de dirección.

En el plano económico, el gobernante electo deberá enfrentar desafíos profundos: la caída de las reservas internacionales, la inflación en alza y la creciente presión social por mejorar los servicios públicos. Expertos en economía boliviana sostienen que la estrategia del nuevo gobierno incluirá un plan de estabilización fiscal acompañado por incentivos a la inversión extranjera y un enfoque más flexible en la política energética.

El acercamiento con Estados Unidos y otros socios regionales es visto como una señal de pragmatismo, que podría abrir la puerta a nuevos acuerdos comerciales. A su vez, analistas del entorno político consideran que este viraje diplomático busca fortalecer la imagen de Bolivia como un actor confiable dentro del escenario sudamericano.

El papel de Uruguay en la nueva etapa boliviana

Desde la perspectiva uruguaya, la presencia del presidente Orsi simboliza la intención de reforzar la cooperación regional y mantener un vínculo fluido con los países andinos. Según fuentes de Cancillería, Uruguay ve con buenos ojos la estabilización democrática boliviana, dado su impacto positivo en el comercio, la migración y la seguridad fronteriza.

El encuentro entre Orsi y Landau fue interpretado como un gesto de alineamiento estratégico, especialmente en temas de desarrollo sostenible, integración energética y defensa de los valores democráticos. “Uruguay apuesta por una región más articulada, con gobiernos que prioricen la estabilidad institucional y el respeto a la diversidad política”, señalaron desde el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Mirando al futuro

La llegada de el mandatario boliviano marca el inicio de una nueva etapa política que despierta expectativas tanto dentro como fuera del país. La ciudadanía boliviana, fatigada por años de polarización, demanda soluciones concretas que mejoren la economía y garanticen justicia social.

El éxito o fracaso de su gestión dependerá de su capacidad para construir consensos, fortalecer la confianza institucional y mantener el equilibrio entre apertura económica y cohesión nacional.

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