El ataque de perros salvajes en Cerro Largo estremeció al medio rural uruguayo. En un establecimiento ubicado sobre la ruta 38, a la altura del kilómetro 5, una jauría ingresó al predio y atacó ferozmente a un rebaño de ovejas de raza merino, dejando un saldo de 36 animales muertos y 17 gravemente heridos.
- Una escena devastadora en el campo uruguayo
- La magnitud del daño y el impacto económico
- Investigación y respuesta de las autoridades
- Una problemática creciente en el interior
- La mirada del INBA y la responsabilidad ciudadana
- Precedentes y llamados a la acción
- Un llamado urgente a la coordinación institucional
Una escena devastadora en el campo uruguayo
El incidente ocurrió en horas de la madrugada, cuando los cuidadores del predio escucharon ruidos extraños y descubrieron a los animales mutilados. Según testigos, los perros —descritos con pelaje marrón y duro, similares a la raza barbilla— fueron vistos huyendo hacia el vertedero de Santa Clara de Olimar tras el ataque.
Este episodio no es el primero: el mismo establecimiento ya había sufrido un ataque similar semanas atrás, con un saldo de 20 ovejas muertas. Los productores locales aseguran que los ataques de jaurías salvajes se están volviendo más frecuentes y reclaman medidas urgentes.
La magnitud del daño y el impacto económico
El valor de cada ejemplar merino supera los 250 dólares en el mercado actual, por lo que las pérdidas estimadas rondan los 15.000 dólares. A ello se suma el impacto emocional y productivo para los trabajadores del campo, que denuncian un vacío en la respuesta estatal ante este tipo de ataques.
El productor afectado relató que los animales fueron hallados con heridas profundas y signos de haber sido arrastrados. “No es la primera vez que pasa, pero nunca con tanta brutalidad”, declaró.
Investigación y respuesta de las autoridades
La Policía de Cerro Largo y el Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA) asumieron las actuaciones. Técnicos del INBA se trasladaron al lugar para evaluar la magnitud del daño y tomar muestras que permitan identificar el origen de los perros.
Un vocero del instituto indicó que se trabaja en coordinación con el Ministerio del Interior para localizar a los animales agresores y establecer si pertenecen a algún vecino o si forman parte de una manada salvaje.
El INBA recordó que los propietarios de perros deben cumplir con la Ley de Tenencia Responsable de Animales, que exige su registro, vacunación y control, evitando que deambulen libremente por zonas rurales.

Una problemática creciente en el interior
Los ataques de perros a la ganadería uruguaya son un problema en aumento. Según datos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), más de 25.000 ovejas mueren cada año en Uruguay por ataques caninos, lo que representa pérdidas millonarias para el sector.
En departamentos como Cerro Largo, Treinta y Tres y Lavalleja, los productores rurales aseguran que la proliferación de perros sin dueño ni control es consecuencia directa del abandono y la falta de políticas efectivas.
“El perro rural sin control se ha convertido en un depredador silencioso”, advirtió un representante de la Asociación Rural de Cerro Largo. “Ataca por instinto, no por hambre, y genera un daño enorme en el stock ovino del país”.
La mirada del INBA y la responsabilidad ciudadana
El Instituto Nacional de Bienestar Animal recordó que la solución pasa por la educación, el control y la sanción. La institución promueve campañas de esterilización masiva y registro canino obligatorio, pero reconoce que la falta de recursos dificulta el cumplimiento de los programas en zonas rurales.
Los productores reclaman mayor presencia policial y controles más estrictos. “No queremos matar perros, queremos prevenir”, sostuvo un criador local, subrayando la necesidad de equilibrio entre el bienestar animal y la producción ganadera.
Precedentes y llamados a la acción
El caso de Cerro Largo se suma a una serie de ataques similares registrados en el último año en Rivera, Durazno y Tacuarembó. En todos los casos, los daños superaron los centenares de animales y afectaron principalmente a pequeños productores.
Expertos en manejo rural señalan que la combinación de abandono animal, falta de castraciones y escaso control ha permitido la formación de jaurías salvajes que se desplazan grandes distancias buscando alimento.
Un llamado urgente a la coordinación institucional
El incidente de Cerro Largo vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de acciones coordinadas entre el MGAP, el INBA, los gobiernos departamentales y las comisiones rurales. Sin una política clara de control poblacional y responsabilidad de tenencia, los ataques seguirán repitiéndose.
Mientras tanto, los productores afectados esperan justicia y una respuesta que evite nuevas tragedias rurales.



 
			 
		 
                                
                              
		 
		 
		 
		 
		 
		 
		 
		 
		 
		 
		