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Exportaciones de carne a China: Uruguay queda blindado ante los nuevos aranceles
El gigante asiático pateó el tablero del mercado cárnico mundial a pocas horas de cerrar el 2025. El Ministerio de Comercio de China anunció la imposición de medidas de salvaguardia que impactarán directamente en las exportaciones de carne a China a partir del 1 de enero de 2026. La medida establece cuotas por país y un arancel adicional del 55% para aquello que exceda los límites fijados, tras una investigación que determinó un «daño grave» a la industria ganadera local china. Sin embargo, en un giro que trae alivio a la Torre Ejecutiva, Uruguay ha resultado ser el país menos afectado de la región, logrando condiciones que incluso superan sus promedios históricos de venta.
Para entender la magnitud del asunto, hay que mirar los números fríos que maneja Beijing. Las importaciones de carne vacuna en el país asiático crecieron casi un 65% entre 2019 y 2023, ocupando más del 30% del mercado interno. Esta inundación de proteína extranjera forzó a las autoridades chinas a proteger a sus productores. No obstante, en el reparto de las nuevas cuotas para las exportaciones de carne a China, nuestro país recibió un cupo de 324.000 toneladas anuales. Esta cifra es significativamente superior a las menos de 200.000 toneladas que se embarcaron durante 2025, lo que otorga un margen de crecimiento envidiable para los frigoríficos locales.
El impacto estratégico en las exportaciones de carne a China
Según el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Alfredo Fratti, esta noticia lejos de ser un dolor de cabeza, es «positiva» para los intereses nacionales. Al comparar las exportaciones de carne a China de los distintos proveedores, queda claro que Uruguay recibió un trato preferencial. Mientras que a Brasil se le impone un recorte que podría superar el 25% de su volumen habitual, obligándolo a pagar el arancel del 55% si quiere mantener sus niveles de envío, Uruguay tiene el camino despejado para colocar su producción con el arancel vigente del 12%.
Esta ventaja competitiva sitúa a las exportaciones de carne a China en una posición de privilegio frente a sus competidores directos de la región. Fratti destacó que esta cuota tan holgada es un reconocimiento a la seriedad de Uruguay en materia comercial y a la credibilidad del sistema sanitario que respalda cada corte enviado. En un mercado donde el volumen es rey, el hecho de tener «permiso» para vender más de 100.000 toneladas adicionales a nuestro promedio histórico, sin penalizaciones arancelarias, es un respaldo contundente a la gestión diplomática y técnica del sector.
Funcionamiento de las cuotas para exportaciones de carne a China
El nuevo régimen que regulará las exportaciones de carne a China hasta diciembre de 2028 establece que los cupos no utilizados en un año calendario no podrán trasladarse al siguiente. Esto obliga a la industria cárnica uruguaya a ser eficiente y constante en sus embarques para aprovechar al máximo las 324.000 toneladas autorizadas. La medida abarca tanto carne fresca como enfriada y congelada, con o sin hueso, bajo un estricto control aduanero que monitoreará el cumplimiento de los topes asignados a cada nación proveedora.
Durante este trienio de salvaguardias, las exportaciones de carne a China también verán una flexibilización gradual de los cupos, con un incremento anual previsto del 2%. Esto significa que Uruguay no solo arranca con una cuota cómoda, sino que tendrá un margen de crecimiento incremental mientras dure la medida. Para los analistas de Tardaguila Agromercados, el escenario es óptimo, ya que sitúa a Uruguay como el socio más confiable de China en el Cono Sur, distanciándose de la presión que sufrirán los exportadores argentinos y brasileños ante el arancel extra-cuota.
Credibilidad sanitaria y el futuro de las exportaciones de carne a China
El jerarca del MGAP vinculó este resultado exitoso a la trayectoria acumulada por las instituciones del sector y el prestigio del Ministerio de Ganadería a nivel internacional. Las exportaciones de carne a China no dependen únicamente de la demanda, sino de las garantías de inocuidad que el país ofrece. En este sentido, la trazabilidad obligatoria y los estándares de sanidad uruguayos fueron piezas clave para que Beijing otorgara una cuota tan generosa, entendiendo que el producto uruguayo es una garantía de calidad para sus consumidores.
Es probable que, si otros países de la región ven limitadas sus ventas por los altos costos arancelarios, Uruguay pueda capturar una mayor porción de la demanda insatisfecha. Las exportaciones de carne a China podrían convertirse en el gran motor de la recuperación económica del agro en los próximos tres años, consolidando al país como un proveedor premium que vuela por debajo del radar de las sanciones más duras. El desafío ahora será mantener el estatus sanitario y la fluidez política para que estos beneficios se traduzcan en mejores precios para el productor en la portería del campo.
¿Podrá la industria frigorífica uruguaya escalar su producción para llenar efectivamente esas 324.000 toneladas y aprovechar el vacío que dejarán los competidores regionales en las góndolas chinas?
