El Papa Francisco oró en privado en la Basílica de San Pedro antes de la Vigilia Pascual, aún en proceso de recuperación.
El Papa Francisco llamó a llevar la luz de la Pascua a los que sufren, recordando que la esperanza renace incluso en la oscuridad del dolor y la soledad.

Isabella Hartmann
Periodista
"Queremos serlo para quienes carecen de fe en el Señor, para quienes se han extraviado, para los que se han rendido o caminan encorvados por el peso de la vida; para quienes están solos o encerrados en su propio dolor; para todos los pobres y oprimidos de la tierra; para las mujeres humilladas y asesinadas; para los niños que nunca nacieron y para aquellos que son maltratados; para las víctimas de la guerra. ¡Llevemos, a todos y a cada uno, la esperanza de la Pascua!", ha indicado el Papa en la homilía escrita para la Vigilia Pascual del Sábado Santo.
"La Pascua del Señor no es un evento espectacular con el que Dios se impone y obliga a creer en Él; no es una meta que Jesús alcanza por un camino fácil, esquivando el Calvario", ha remarcado el Papa Francisco en la homilía leída por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio.
Además, el Pontífice ha animado a vivir el Año Jubilar como una "oportunidad para despertar y alimentar la esperanza cristiana".
"Esta es la llamada que, sobre todo en el año jubilar, debemos sentir con fuerza dentro de nosotros: ¡Hagamos germinar la esperanza de la Pascua en nuestra vida y en el mundo!", manifestó. No se trata de una evasión del sufrimiento o del mal, sino de la certeza de que "un nuevo comienzo puede sorprendernos aunque a veces nos parezca imposible, porque Cristo ha vencido a la muerte", ha destacado el Papa.
Pese a no presidir la liturgia de hoy, el Papa, quien continúa su convalecencia en Casa Santa Marta, se había acercado personalmente a la Basílica hacia las 17.30 horas para orar en privado y saludar a peregrinos.
En la celebración de este Sábado Santo también han participado 34 cardenales, 24 obispos y 260 sacerdotes, en la Basílica de San Pedro con la presencia de cinco mil fieles, incluidos los que siguieron la liturgia desde la plaza.