Díaz-Canel rompe filas y es el único jefe de Estado en la polémica jura presidencial de Maduro

Maduro consideró otro mandato, pero solo Díaz-Canel estuvo presente. El resto de los líderes regionales se mantuvo distanciado por dudas electorales.

El acto presidencial se llevó a cabo en un ambiente solemne, marcado por la ausencia de líderes internacionales clave.

Mientras la mayoría de los mandatarios de la región evitaban asistir a la jura de Maduro, Díaz-Canel decidió acompañar, en una señal de apoyo que reafirma la relación histórica entre ambos gobiernos


Claro, voy a reescribir el texto con el estilo indicado, priorizando un enfoque dinámico, cercano y adaptado al lenguaje rioplatense. Aquí va:


La escena en Caracas tuvo un toque peculiar. En el salón, entre formalidades y aplausos medidos, Nicolás Maduro asumía otro mandato como presidente de Venezuela. Pero la postal llamativa no estaba en las palabras del discurso ni en las caras conocidas del oficialismo. No, la sorpresa —o quizás no tanto— vino del único jefe de Estado que se hizo presente: Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, bien sentado en primera fila.

Mientras en la calle la cosa está que arde, adentro el ambiente era de ceremonia. La Asamblea Nacional hacía de escenario para la jura, aunque la película ya era conocida. Esta vez, la convocatoria no trajo multitudes de mandatarios de la región, como en otros tiempos. Varios, de hecho, se excusaron antes de que la invitación siquiera calentara la mesa. ¿La razón? Esa misma duda que lleva tiempo dando vueltas: qué tan transparente fue el proceso electoral que terminó con Maduro renovando el sillón presidencial.

Las elecciones del 28 de julio de 2024 quedaron bajo la lupa, pero parece que eso no hizo mucha mella en el acto oficial. Maduro, con gesto seguro, reafirmaba su continuidad en el poder mientras desde afuera no faltaban los cuestionamientos. Y es que el mundo mira, pero no todos compran el relato. Varios países de la región prefirieron marcar distancia y evitar las fotos comprometedoras. "Paso, gracias", dijeron unos cuantos presidentes, mientras Caracas armaba su fiesta.

¿Y Díaz-Canel? Bueno, Cuba y Venezuela tienen una relación especial, como viejos amigos que se entienden con una mirada. No hizo falta mucho más que su presencia para reforzar ese lazo. Ahí estuvo, sin titubeos ni mensajes entre líneas. Porque a veces el gesto más fuerte es simplemente estar.

Lo que queda, como siempre, es la incógnita de qué pasará después. En Venezuela, las preguntas siguen flotando en el aire, igual que las dudas sobre ese proceso electoral que dejó más ruido que certezas. Pero, por ahora, la jura está hecha y las fotos, sacadas.


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