Senegal y Francia recuerdan juntos el 80º aniversario de la masacre de Thiaroye en emotiva ceremonia

Un acto solemne que honra la memoria de los fusileros caídos, un símbolo de lucha por la dignidad y la justicia histórica.

Amina Balewa

Amina Balewa

Soy corresponsal internacional de Latam Press, especializada en reportajes de impacto y narrativas humanas desde el continente africano.


La localidad de Thiaroye, en Senegal, fue testigo este domingo de un emotivo acto de memoria histórica. El presidente senegalés, Bassirou Diomaye Faye, y el ministro de Exteriores de Francia, Jean Noël Barrot, se reunieron para conmemorar el 80º aniversario de un episodio que marcó profundamente la relación entre ambos países: la masacre de 1944, cuando gendarmes franceses dispararon contra un grupo de fusileros senegaleses. Estos hombres, que habían luchado valientemente en la Segunda Guerra Mundial, exigían el pago de sus salarios atrasados tras regresar de Europa.

Un oscuro capítulo del colonialismo

La masacre de Thiaroye sigue siendo una herida abierta en la memoria colectiva de Senegal. La historia comenzó cuando estos soldados, conocidos como "tirailleurs sénégalais", volvieron al país después de arriesgar sus vidas en el frente europeo contra el régimen nazi. Conscientes de su sacrificio, reclamaron un trato digno y el pago de los salarios que les habían prometido. Sin embargo, en lugar de recibir justicia, fueron brutalmente reprimidos por las autoridades coloniales francesas.

En una madrugada que quedó grabada en la historia, los gendarmes franceses abrieron fuego contra los soldados desarmados, acabando con la vida de decenas de ellos. Los números exactos de víctimas son motivo de debate, pero las cifras oficiales son solo un pálido reflejo del dolor que este evento dejó en la sociedad senegalesa.

El peso de la memoria histórica

Durante la ceremonia de conmemoración, tanto el presidente Faye como el ministro Barrot hicieron un llamado a la reconciliación. En sus discursos, se destacó la importancia de recordar los errores del pasado para construir un futuro basado en la justicia y la dignidad. "Estos hombres dieron todo por una causa que ni siquiera les pertenecía por completo, y pagaron con sus vidas la osadía de exigir lo que era suyo", señaló Faye con un tono solemne.

Por su parte, Barrot reconoció la responsabilidad histórica de Francia y expresó su compromiso de seguir trabajando por una relación bilateral más equitativa. "Francia no puede ni debe olvidar los sacrificios de estos hombres. Sus nombres y su legado deben ser honrados como héroes que son", dijo el ministro francés.

Un acto cargado de simbolismo

El acto de conmemoración estuvo lleno de simbolismo. En el lugar donde ocurrieron los hechos, ahora convertido en un sitio de memoria, se colocaron coronas de flores y se erigió una placa conmemorativa. Sobre ella, un mensaje en francés y wolof reza: "A los fusileros caídos en Thiaroye, mártires de la justicia y la libertad."

Entre los asistentes se encontraban descendientes de los fusileros, quienes compartieron historias transmitidas de generación en generación. Algunos relataron cómo la tragedia moldeó el destino de sus familias. "Mi abuelo era uno de los soldados que sobrevivieron a aquella noche. Nunca habló de ello sin lágrimas en los ojos. Hoy siento que su lucha finalmente es reconocida", expresó emocionado uno de los nietos presentes.

Una verdad incómoda para Francia

Para Francia, el legado de Thiaroye no solo es un recordatorio de las injusticias del colonialismo, sino también un desafío para abordar su memoria histórica de manera honesta. Durante décadas, este episodio fue minimizado o incluso silenciado en los relatos oficiales. Sin embargo, en los últimos años, se han dado pasos hacia el reconocimiento, impulsados por la presión de académicos, activistas y gobiernos senegaleses.

Barrot enfatizó la necesidad de incluir episodios como la masacre de Thiaroye en los libros de historia. "Es imposible comprender nuestra historia sin entender el impacto del colonialismo. Este reconocimiento no solo honra a los caídos, sino que también educa a las futuras generaciones sobre la importancia de la justicia y los derechos humanos", afirmó.

El rol de los tirailleurs en la Segunda Guerra Mundial

La contribución de los tirailleurs sénégalais durante la Segunda Guerra Mundial es una historia que no se cuenta lo suficiente. Estos hombres, reclutados en las colonias francesas, formaron parte fundamental de las tropas que lucharon contra el nazismo. Su valentía y sacrificio fueron cruciales en batallas decisivas, pero al regresar a sus países de origen, no recibieron el mismo trato que sus compañeros franceses.

En un ejemplo de las desigualdades de la época, los fusileros senegaleses solían recibir una paga inferior a la de los soldados europeos, pese a realizar las mismas tareas y enfrentar los mismos peligros. Este trato desigual alimentó un profundo sentimiento de injusticia que, para muchos, culminó en la tragedia de Thiaroye.

Testimonios que mantienen viva la historia.

Uno de los momentos más conmovedores de la ceremonia fue cuando se leyeron cartas de algunos de los soldados fallecidos, recuperadas de los archivos históricos. En una de ellas, un fusilero escribía: "Luchamos por la libertad de Francia. ¿Acaso no merecemos ser tratados con libertad y respeto?" Sus palabras resonaron como un eco de dignidad en el corazón de los asistentes.

El legado de Thiaroye en la actualidad

Hoy, la masacre de Thiaroye no solo es recordada como un símbolo de resistencia, sino también como un catalizador en la lucha por la independencia de Senegal. Aunque la independencia llegaría años después, en 1960, eventos como este ayudaron a consolidar un sentimiento de identidad nacional y a cuestionar el sistema colonial.

En Senegal, los tirailleurs sénégalais son considerados héroes nacionales. Sus historias son contadas en escuelas y sus nombres están grabados en monumentos conmemorativos. Este acto de reconocimiento conjunto entre Senegal y Francia marca un paso importante en la reconciliación histórica, aunque muchos consideran que aún queda camino por recorrer.